Hasta que me desates

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

La directora de Pompeya y Mujer Lobo construyó un estilizado thriller erótico con toques perversos.

Tamae Garateguy continúa con su exploración del cine de género, con énfasis en el thriller psicológico y, sobre todo, en los aspectos menos convencionales de la sexualidad. En este caso, narra la historia de Gonzalo (Rodrigo Guirao Díaz), un cirujano al que en la escena inicial vemos perder a un paciente en el quirófano, aparentemente por mala praxis. Este joven hasta entonces exitoso, casado con Pilar (Paula Carruega) y padre de dos pequeñas hijas, vive en una casona con parque y piscina en un barrio privado, pero la apariencia de familia feliz choca contra una frustrante (para ambos) relación de pareja.

El otro personaje principal es Clara (Martina Garello), una joven bailarina que ha perdido a su familia en un accidente automovilístico y ha quedado con media cara y parte del cuerpo deformado. Ella visita a Gonzalo en busca de una cirugía plástica que la devuelva a su look normal y, a partir de allí, se inicia una tensa, contradictoria, obsesiva y enfermiza relación entre ambos, que incluirá encuentros sexuales grupales, visitas a clubes sadomasoquistas y hasta cuestiones necrofílicas que es mejor no adelantar.

Con la habitual elegancia visual y narrativa de su cine, Garateguy diseña una película que por momentos remite al Pedro Almodóvar de Atame y La piel que habito. y a ciertos elementos de David Cronenberg y Takashi Miike. Algunos desajustes en ciertos conflictos, diálogos y actuaciones conspiran un poco contra la solidez del resultado final, pero Hasta que me desates no deja de ser una inquietante, provocadora y tragicómica mirada a las perversiones de la clase media-alta (de Puerto Madero a Nordelta) con su carga de frustración, insatisfacción y deseos muchas veces no cumplidos de conseguir un amor intenso, genuino, verdadero.