Han Solo: una historia de Star Wars

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Sin caer en ningún spoiler que irrite a los fans de la saga, cabe indicar que Han Solo: Una historia de Star Wars funciona bien en su doble función de reconstruir los inicios del personaje (cómo conoce a su fiel ladero Chewbacca en medio de una batalla con estética de Primera Guerra Mundial, cómo se enamora de la Qi’Ra de Emilia Clarke, cómo establece una relación discípulo-maestro con el cínico Tobias Beckett de Woody Harrelson, cómo mantiene hilarantes intercambios con el Lando Calrissian de Donald Glover y, por supuesto, cómo se convierte en mercenario, contrabandista y piloto tan renegado como rebelde); y luego de entregar una historia de aventuras con aires de western con asalto a un tren, duelos y partidas de cartas.

En este sentido, la presencia como guionista del experimentado Lawrence Kasdan (junto a su hijo Jonathan) y como director definitivo del también veterano Ron Howard parece haber inclinado la balanza hacia un clasicismo más propio de la “vieja guardia” que de la ironía, la negrura y el desparpajo que intentaron imprimirle los realizadores originales (luego despedidos) Phil Lord y Chris Miller. No esperen, por lo tanto, nada demasiado revolucionario sino más bien un buen producto que sigue con docilidad las pautas del manual de la franquicia.

De todas maneras, que Han Solo: Una historia de Star Wars resulte un entretenimiento digno (y en su segunda mitad incluso muy sólido) es toda una proeza para la huestes de Lucasfilm y Disney, ya que el proyecto sufrió todo tipo de peleas, contratiempos, demoras y aumento de costos con el cambio de directores y un rodaje que -ya con Howard a la cabeza- se extendió tres meses más, generando un caos en muchas otras producciones (Glover tenía que retomar su serie Atlanta y Clarke, regresar a Game of Thrones).

En este sentido, nunca sabremos cuánto quedó de los filmado por Lord y Miller (quienes igual figuran como unos de los productores ejecutivos) y cuál fue el aporte real de Howard, pero lo cierto es que la película fluye bien, tiene la épica propia de todo relato de iniciación y bautismo de fuego, vértigo en sus escenas de acción (aunque algunas largas persecuciones a esta altura abruman un poco), sus picos cómicos y un notable elenco en el que casi todos tienen sus momentos de lucimiento. Y, si además empieza con la frase “En una galaxia muy, muy lejana”, en varios pasajes suenan los clásicos acordes de John Williams y deja varios guiños y puertas abiertas para lo que viene, los fans de Star Wars pueden ir preparándose para disfrutar del regreso de Han Solo, aunque íntimamente todos sepamos que Harrison Ford es irremplazable e insuperable.