Habano y cigarrillos

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Diego Recalde es un sujeto inquieto. Si bucean en su bio, verán que se desempeña en varios frentes con mucho éxito: radio (trabajó en el Show de la Noticia con Pettinatto mucho tiempo), televisión (lo hemos visto en RSM con Mariana Fabbiani), teatro (se acuerdan de "Re Re Re"?), etc... Un hombre decididamente creativo. Es guionista y escritor también. Hace música. Tremendo. Nos gusta su estilo, hemos seguido alguno de sus trabajos y ahora llega la hora de ver su faceta de cineasta por segunda vez a nivel comercial.

Porque Recalde, además de todo lo que hace, se le anima al cine.

No es su primera vez, ya sacudió el avispero con "Sidra" (y lleva 4 en total, todos lanzamientos independientes), que tuvo estreno el año pasado (promocionada como "La primera película pornográfica apta para todo público"!!) y ahora vuelve recargado con "Habano y cigarrillos".
Vuelvo a decir algo que digo siempre cuando analizamos cine auténticamente independiente y autogestionado: sus parámetros son distintos. Este trabajo de Recalde es muy interesante a pesar de los pocos recursos de producción con los que contó (ya sabemos, todo, cuesta una moneda, más en estos días). Alguna vez dije de... cuál era el film?..."Las marimbas del infierno", que si Hollywood tomaba el guión y lo reescribía poniendole atención y lanzándolo con fuerza, sería memorable, porque partía de una buena idea, que flaqueaba (aquella peli estrenada para en junio del 2011, la guatemalteca) a la hora de tomar cuerpo, por sus evidentes limitaciones de desarollo.
Este multifacético director/actor/guionista/arreglador (hizo parte de la banda sonora con su Trío Ibañez), tiene ideas curiosas y atractivas, y las lleva a cabo con los recursos con los que cuenta. Que son justos.
La historia ya la conocen, es la de un grupo que se encuentra después de mucho tiempo, egresados de una escuela, para juntarse y ver como les fue a cada uno en la vida. Lo que arranca jocoso, al rato se pone un poco espeso, la verdad es que ninguno tuvo mucha suerte y el que sí parece haberla tenido, ni siquiera le dio para ir. Daniel y Gustavo, que parecen de los más preocupados por el tema, observan que Jorge, aquel compañero que tenían, sí tuvo suerte. Le fue más que bien.

Es entonces cuando Daniel le comenta a su compañero una estadística que posee, por la cual, la suerte, en un determinado grupo, recae sólo en uno de ellos. Y rudimentariamente explica sus razones, Gustavo, que está indudablemente resentido y envidioso, sigue su planteo hasta llegar a la idea que equilibraría la balanza: matar al suertudo equivale a recibir su bagaje de "éxito". Esa sería la ley, premisa, sobre la que giraría la posibilidad de cambio de su ingrato destino.

De más está decir que si bien uno se ríe cuando va viendo como se juega este plan, un poco el costado subyacente inquieta: cuanto resentimiento tienen con la vida estos sujetos que los lleva a arriesgar todo para modificar algo que parece viene preescrito y se muestra como definitivo. En ese sentido, más allá de la fina ironía, hay una mirada en esa cosa caníbal que nos produce la envidia por la fortuna del otro, que un poco inquieta. Está bien logrado, en ese sentido. cuando nosotros no atravesamos un "estado de gracia", cómo percibimos a los que sí lo atraviesan?
Aquí, los protagonistas toman la decisión de ir por todo para modificar el azar. El camino, es lo divertido, sin dudas.
Se nota en el encuadre y el ritmo que la trama propone, un marco casi televisivo y alguna flaqueza en los interpretativo, pero que no afecta al clima absurdo que propone la atmósfera del film. Podemos decir, que a pesar de sus limitaciones técnicas, "Habano y cigarrillos" es una producción digna, íntegra y que muestra que se pueden llevar a cabo un amplio rango de ideas con buena voluntad.
El problema, sin dudas, es la distribución y la prensa. Una verdadera pena que sólo se pueda ver 22:30 en el Cosmos Uba de Buenos Aires. Ojalá hubiera más salas para estrenos de este tipo.