Guerra de papás

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Familias ensambladas. Hombres y mujeres que se adaptan a la situación de su pareja e intentan a toda costa conseguir el afecto de quienes de ahora en adelante serán también sus hijos. En la superficie y desde el explícito título local "Guerra de papás" (USA; 2015) puede ser considerada una comedia menor o un producto que no llegaría a trascender más allá de los límites que su propia propuesta genera.
Pero en esta oportunidad el talentoso equipo conformado por el director Sean Anders y el guionista John Morris, que vienen de trabajar en una serie de cintas políticamente incorrectas como "Quiero matar a mi jefe 2" o "¿Quién *&$%! son los Miller?" se permiten la licencia de cruzar clásicas comedias blancas familiares y llevarlas al extremo, logrando una entretenida historia que proviene de un enfrentamiento natural entre el padre biológico de unos niños y su "padrastro".
"Guerra de Papás" comienza con una narración en off de Brad (Will Ferrell), el protagonista de la historia diferenciando PADRE de PAPA o PAPITO, en esa enunciación ya hay una posición tomada que buscará generar el tono de la comedia, que por momentos olvida su espíritu "familiar" y "blanco" y se mete de lleno en lo peor del vínculo primigenio y que será determinante para la identificación y vida social.
Brad hace unos meses que convive con Sara (Linda Cardellini), una mujer con dos hijos pequeños con la que sueña poder armar una familia. Los niños se la complican al mantener siempre vivo el recuerdo de su verdadero padre y las diferencias sobre quién debe darles órdenes.
Como muestra, la niña (Scarlett Estevez) dibuja cientos y cientos de cuadros familiares en los que Brad siempre está muerto o alejado de ella, su hermano y su madre, y pese a esto él se sigue esforzando para lograr ese vínculo tan especial que desea poder entablar con ellos.
Cuando aparentemente lo logra, un inesperado llamado de Dusty (Mark Wahlberg, cada vez mejor para la comedia) hacen tambalear sus planes al encontrarse en medio de una disyuntiva: ¿deberá apoyar a los niños para que puedan compartir unos días con su padre biológioco? ó ¿deberá negarles ese momento y seguir enfocado en sus esfuerzos por agradarles?
Débil, sentimental y sensible, opta por la primera opción sin saber que Dusty llegará para intentar recuperar su espacio, no sólo con sus hijos, sino que también querrá recuperar a su ex mujer a fuerza de engaños y manipulación.
El guión potencia esta situación y además agrega gags, que sin ser punchlines posibilitan un dinamismo en la relación entre ambos padres que terminarán por reflejar el universo de la cotidianeidad y rutina de un hogar y una familia (atentos a "Tumor" el perro).
En las antípodas el uno del otro, la historia de Brad y Dusty seguirá las peripecias por mantener uno lo suyo y el otro volver a tenerlo, acompañado de una serie de personajes secundarios como el Jefe (el siempre efectivo Thomas Haden Church) o un contratista temporal llamado Griff (Hannibal Buress), quien terminará como un miembro más de la familia.
"Guerra de Papás" es una agradable sorpresa y el retorno de Ferrell a las grandes ligas de la comedia, una liga que supo el mismo construir pero que hace tiempo le da la espalda con cada propuesta que interpreta y encabeza.