Guerra de papás 2

Crítica de Tomás Ruiz - EL LADO G

Si bien Guerra de Papás 2 es una comedia que puede ser olvidada a la semana de haberla visto, funciona perfecto como la película de genero que es. Su principal función es entretener y lo logra desde el minuto uno. También deja un lindo mensaje sobre la crianza, demostrando que no existe un método perfecto de hacerlo y quizás la mejor forma sea una mix de los distintos modos. Y sí, siempre que sea con carcajadas, no caben dudas que será mejor.

Luego del exitoso paso por la taquilla mundial de Guerra de Papás (Dady’s Home, 2015), la comedia protagonizada por Will Ferrell y Mark Walhberg no tardó casi nada en lograr tener su secuela garantizada. En tiempos donde las películas cómicas caen siempre en los mismos lugares comunes, este par de películas se sale del libreto de los chistes plagados de insultos, obscenidades y alcohol en exceso, logrando una clásica cinta de humor familiar.

Para quienes no hayan visto la primer parte de esta nueva “franquicia” humorística, la película de 2015 cuenta la historia de Brad (Ferrell) un tipo común, simpático y siempre alegre que se casa con Sarah (Linda Cardellini), una mujer soltera que tiene dos hijos pequeños. Cuando Brad empieza a congeniar con los niños de su nueva esposa, el que aparece es el padre biológico de los chicos, el desafiante, rudo y desobediente Rusty (Wahlberg) transformando así a Brad a lo que llaman “el otro papá”. Brad y Rusty competirán para ver quien es mejor padre para sus hijos en situaciones hilarantes y demostrar quien es más apto para criar a los chicos. Por supuesto, llega el momento en que ellos liman sus diferencias y terminan siendo amigos e incluso van más allá y su relación da un salto incluso mas alto y llegan a denominarse “Co-papás”, un modo de crianza cooperativa entre dos padres para que los hijos no tengan repercusiones negativas en su niñez.

En esta secuela dirigida por el mismo director que la original, Sean Anders, se puede seguir explorando las relaciones de los dos primeros protagonistas, pero ahora tendrán un obstáculo extra, sus padres. Guerra de Papás 2 incorpora calidad desde lo actoral con las incorporaciones de Mel Gibson (Mad Max) y John Lithgow (The Crown) como padres de Rusty y Brad respectivamente. De esta manera, la forma de cómo educar a sus hijos tendrá nuevas, o no tanto, perspectivas. Para darle un toque renovador, la numerosa familia de Brad y Rusty deciden pasar las fiestas todos juntos en un cabaña en un centro vacacional en las montañas. De esta manera, los protagonistas deberán arreglárselas para educar a su hijos y hacer lo posible para mantener su amistad mientras sus propios problemas con sus respectivos papás, salen a la luz.

A la hora de desmenuzar esta peli, se debe empezar resaltando lo importante que es tener comedias en el cine que sean aptas para toda la familia. En una época donde los chistes son todos iguales y las historias suelen ser bastante similares, Guerra de Papás 2 da en el clavo en lo que la gente busca al ver una comedia en el cine: reír hasta llorar. El humor esta súper bien llevado, en ningún momento cae en la repetitividad habitué de las antiguas comedia de Ferrell y la química entre los protagonistas y actores secundarios es excelente.

En cuanto a la historia propiamente dicha, el director da una vuelta de tuerca con respecto a la primer entrega. Utilizando recursos ya vistos en la peli original, Anders intenta jugar con la memoria del espectador para provocar una sonrisa constante. El argumento si bien es bastante similar que el de la cinta original, se propone seguir explorando la crianza cooperativa en temas mucho más delicados, ya que los niños entran en edades donde la participación de los padres es fundamental.

Las actuaciones son sensacionales. Desde el capocómico de Ferrell tomando la batuta para ser el líder carismático del film hasta un Mel Gibson que se luce completamente en este papel de abuelo maloso. Otro que tiene un trabajo destacable es John Lithgow, quien realmente parece el padre de Brad. Los puntos flojos aparecen en el lado femenino de la película, ni Cardellini ni Alessandra Ambrosio (Karen, nueva esposa de Rusty) están a la altura de sus compañeros. Son claros los momentos donde se nota que quieren hacerlas interactuar pero es complicado.