Güelcom

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Psicoanálisis y desarraigo en clave de romance

Es riesgoso trabajar con figuras muy populares de la televisión. Si bien a priori parecería que facilta la manera de encontrar productores y canales de distribución, lo cierto es que el espectador viene con mucha "información" sobre los modismos y posturas que estos actores usan en aquel medio masivo y entonces, es difícil apreciar (con algún atisbo de objetividad) si lo que hacen en cine está bien o repiten estereotipos de sus programas diarios o semanales... Es un desafío profesional para ellos encontrarle la vuelta entonces para despegarse de lo que hacen habitualmente y ofrecer una interpretación distinta que los perfile como actores en serio. Para muchos, la televisión es un género menor (no es mi opinión, pero es la de muchos).

"Güelcom" es el segundo largo de Yago Blanco. El anterior, no lo ví ("Los Domingos son para dormir"), creo que no tuvo estreno comercial, pero el hombre tiene experiencia detrás de las cámaras y muchas ganas de recrear desde aquí, el clásico estilo de las comedias románticas de molde (bien norteamericanas). Soñó con un elenco importante y pudo contar con él y ha sido apoyado por una interesante campaña en la red llamada "volveriasaenamorarte.com" donde algún opinólogo/a aconseja a quienes dejan mensajes sobre cómo resolver situaciones conyunturales del corazón... Simpático no?

Con toda esta data me dispuse a avanzar sobre "Güelcom", sin olvidar que (fusílenme por esto!!) yo tengo debilidad por este género. Es uno de mis favoritos y entonces era fácil entusiasmarse con los avances del asunto... Bueno, dí con un producto honesto, desparejo y que no colmó mis expectativas. Válido, desde algún punto (la fundamentación, al final), pero lejos de lo esperable para la expectativa puesta en él.

Mariano Martínez es Leo, joven (o bueno, no taaan joven), psicólogo de profesión que sufre por un amor que se fue. Hace cuatro años, Ana (Eugenia Tobal) dejó Argentina, buscando otros horizontes. Ellos convivían y tenían una relación que parecía sólida pero algunas diferencias de fondo y sobre todo, la indecisión de Leo de acompañar a Ana en sus proyectos, terminaron por separarlos. En este presente, los amigos comunes de ámbos se preparan para casar a otra pareja de argentinos que vive en Ibiza y regresa a visitarlos por unos días. Estos tres "exilados" regresarán a ver a su gente y de paso, a celebrar con una gran fiesta aquella unión que se consumó en España y en la que los de aquí no fueron partícipes. Dentro de este grupo, encontraremos un fauna comandada por el comediante Peto Menahem (Javier), Maju Lozano (su esposa, Andy) y Eugenia Guerty (la amiga soltera, Sol). Todos serán satélites de la historia que buscarán complementar la pareja central, jugada por Martínez y Tobal. Ah, Ana llega con novio español (Oriol, jugado por Chema Tena) y su estadía será sólo de una semana, ese será el tiempo que tendrá Leo para reflexionar sobre lo que pasó con esta distancia y operar para recuperar el amor de su ex.

Hay un segundo grupo de secundarios que también intentan ponerle color al relato (el psiquiatra que juega Gustavo Garzón, el paciente guitarrista de Nicolás Condito, la seductora y sexy psicoanalizada Agustina Córdova, quien busca hacer trastabillar el profesionalismo de Leo), pero ninguno logra el timming necesario (ni el clima) para lograr un buen ensamble de personajes. Sabemos en que toda comedia romántica hollywoodense (a la que "Güelcom" mira con respeto) los amigos de la pareja en cuestión son fundamentales para sostener el andamiaje de la trama. Deben ser ocurrentes, tiernos, accesibles y... tener líneas coloridas para enriquecer y distender la atmósfera amorosa que juegan los protagonistas. En ese sentido, hay esfuerzo (Lozano y Guerty son las abanderadas del sacrificio), pero el libro que el mismo Blanco y Diego Nuñez escribieron no les da mucho vuelo. Falta humor y con eso, mucho no se puede hacer.

Tobal y Martínez ofrecen actuaciones distintas. Mientras que a Tobal el traje le calza como un guante y puede mostrar que es una actriz versátil, a Martínez le pusieron las ropas de un psicólogo demasiado locuaz (o a veces, extrañamente silencioso) para el que no da el perfil. La historia la cuenta Leo (es un relato enmarcado), por ende mucha de la carga interpretativa se diluye en sus artificiales parlamentos (hay una tendencia a llenar el aire con frases extensas que no conectan con lo que se está contando, excepto hacia el final). No es culpa del actor, quizás hubiese sido preferible esperar al primer elegido por el director, Juan Gil Navarro (quien no pudo por problemas de agenda) o pensar en otro tipo de profesión y parlamentos para el héroe televisivo de "Los Unicos". Lo cierto es que no hay mucha química en la pareja y esto tampoco ayuda. O sea, tenemos los elementos de la estructura, pero no la solidez esperable en cada columna de la misma.

A favor de Blanco hay que decir que la apuesta por bucear en el análisis de los hechos que motivan a los argentinos se vayan del país es válido. El director quiere dejar en claro que piensa sobre el tema con una colección de diez inteligentes máximas que definen el hecho, algunas mortalmente ciertas y otras tantas más discutibles, pero todas son creíbles y han sido escuchadas por nosotros, miles de veces. El tratamiento que todos los personajes hacen del tema del irse a vivir al Primer Mundo (Europa, precisamente), está bueno y es de lo mejor del film. No es "Made in Lanús", no, pero suma.

Creo que para hacer buena comedia romántica, hay que hacer mucha comedia romántica. No aprenderemos la fórmula mágicamente. Habrá que trabajar mucho para lograr productos que estén acordes a los estandares de calidad del género. Y también pensar que hay que darle un tinte regional nuestro, único y particular al producto. Una vez leí a Graciela Borges hablando de la gran cantidad de cine que se filma en nuestro país en estos tiempos que corren y ella decía que para que hubiera diez, o quince películas argentinas buenas cada 365 días, había que producir unas doscientas por año. Me parece que para hacer este género bien, hay que intentarlo muchas veces. Por eso, apoyamos "Güelcom" y saludamos su estreno, más allá de los errores, se hace camino al andar...