Guasón

Crítica de Denise Pieniazek - Puesta en escena

Guasón, retrato de un marginado social

Después de ganar tres premios en el reciente Festival de Cine de Venecia, se estrena comercialmente Guasón (2019), una nueva versión del personaje del Joker de DC Comics, en un tono totalmente distinto a las transposiciones anteriores.
Por Denise Pieniazek

Ha llegado el estreno comercial de Guasón (Joker, 2019), una de las películas más esperadas del año cargada de expectativas tanto en el ámbito del cine como de los fans de las historietas de super-héroes. Recordemos que la primera aparición del Guasón fue en 1940 dentro de la historieta de Batman, en la cual se establecía una clara rivalidad entre ambos a través de la tradicional dicotomía entre buenos y malos, caracterizando al Guasón como su “archienemigo”.

Esta transposición dirigida por Todd Phillips (Viaje Censurado, Starsky & Hutch, ¿Qué pasó ayer?, Amigos de armas) y co-escrita con Scott Silver(8 Mile, The Fighter) se centra únicamente en el personaje del “villano” en cuestión, quien es el único protagonista del relato. Guasón (Joker, 2019) a diferencia de la mayoría de las películas sobre comics, tiene una profundidad emocional distinta alejándose de los elencos corales y efectos especiales a los que el género tiene acostumbrado a sus fanáticos. Por esa misma razón a diferencia de las películas del genero de los últimos años, Guasón no está dirigida únicamente a los fans, sino que puede resultar atractiva para toda clase de público y es sin dudas lo más interesante en la filmografía de Phillips mostrando un gran crecimiento.

Guasón nos presenta una “Ciudad Gótica” ambientada entre 1970-1980 cuya arquitectura y urbanismo son muy similares a la New York de aquellos años. Esto se debe a que como ha mencionado el director en varias entrevistas aquellos años fueron de inspiración para el ambiente que se deseaba crear como entorno del personaje, pero aún más porque la intención (sin dudas lograda) de Phillips era reproducir el contexto de producción de películas estrenadas entre 1970-1980, no solo en cuanto a la estética de la película sino a las condiciones de realización de los mismos. Es por ello que directores como Martin Scorsese (Taxi Driver, 1976; King of comedy, 1982), Sidney Lumet (Dog day afternoon,1975; Network,1976) y Arthur Penn (Penn & Teller Get Killed, 1989) fueron inspiradoras en este proceso y poseen relaciones intertextuales con Guasón, al igual que más distanciadamente otros largometrajes del periodo mencionado anteriormente como por ejemplo The Warriors (1979) y One Flew Over the Cuckoo's Nest (1975).

En consecuencia, como el entorno y su atmosfera son un aspecto central narrativamente, el film comienza con una descripción de esa ciudad la cual al igual que la New York de Taxi Driver, es representada como un lugar putrefacto, en este caso con un estado de sanidad preocupante, sucia y con una violencia social y un resentimiento de clases en ascenso. Por esa misma razón no es casual que el Guasón deambule por las calles de la ciudad, y sobre todo que varias de las escenas transcurran en el subterráneo o que su apogeo como Guasón/Joker sea descendiendo una escalera, con un baile triunfal cuando el personaje ha llegado a su clímax de autoconocimiento.

Asimismo, otro acierto del filme es el excelente desarrollo de la psicología del protagonista, su emocionalidad y sus motivaciones. Sin dudas esto no es para nada frecuente en películas del género de comics, como tampoco su tratamiento formal, alejándose de las repeticiones esquemáticas del mainstream. Arthur Fleck (Guasón) es un hombre que posee una enfermedad psiquiátrica y aspira a ser comediante. El problema es que debido a sus peculiaridades no encaja en las normas sociales y se encuentra en un sistema hostil que lo expulsa constantemente hacia los márgenes. Arthur Fleck es víctima de la violencia cotidiana y urbana, pero más profundamente es perjudicado por la “violencia simbólica” (en términos del filósofo, sociólogo y psicoanalista Slavoj Zizek) de la sociedad en la que vive. Esto es evidente en una escena donde Arthur asiste a un programa de ayuda social, el cual será cancelado debido a un recorte presupuestario, pues aparentemente personas como él no son una prioridad o una preocupación para esa comunidad… ¿Cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia?

En un entorno que como dice el protagonista es cada vez peor, Arthur Fleck se convertirá en el Guasón/Joker. El espectador podrá ser testigo cercano de ello mediante una excelente dosificación de la información y de la acción que construirán una narración en crescendo al igual que el proceso de autoconocimiento del personaje. Mediante la risa tan peculiar del Guasón, interpretado mediante una composición precisa y maravillosa de Joaquin Phoenix, entenderemos fácilmente que el no poder controlarla o el que se produzca de forma adversa a lo esperado socialmente, que Arthur siempre se sale de la “norma”, pues en términos freudianos el chiste es una expresión del inconsciente y como tal resulta satisfactoria.

En adición, la acción interna del personaje cuyas capas emocionales logran salir todas hacia la superficie, debido nuevamente al magnífico trabajo interpretativo de Phoenix mediante su expresividad y gestualidad. Porque el actor sin dudas acertó reflexivamente, que para poder entender el proceso y al Guasón hay que primero entender al hombre, a Arthur.

El filme es entonces, un retrato, un estudio de un hombre ignorado y marginado por la sociedad cuyo sueño de ser comediante no sólo no puede llevarse a cabo, sino que además es violentado en el intento. En dicho sentido hay una evidente relación intertextual con El rey de la comedia (King of comedy, 1982) la cual era protagonizada por Robert De Niro, también un aspirante a comediante quien con el afán de salir en un masivo programa de televisión es capaz de cualquier cosa. Lo interesante es que en Guasón, Robert De Niro interpreta a Murray Franklin un anfitrión de un programa televisivo con una larga trayectoria y a quien Arthur siempre ha admirado. En este sentido, al igual que varias películas de los ´70 y ´80, se expresa la importancia y alcance de los medios masivos de comunicación en la vida cotidiana. El personaje interpretado por De Niro en El rey de la comedia, Rupert Pupkin, decía al final de la misma: “Mejor ser rey por un día que un schmuck toda la vida” vistiendo un traje color rojo, al igual que el Joker en cuestión.

Por último, a través de la búsqueda de identidad de Arthur/Guasón se construye un “villano” mucho más humano que en otras adaptaciones, sin embargo, con el acierto de no generar necesariamente empatía con el espectador sino representándolo como una víctima del cruel sistema posmoderno. Es importante recalcar que, si bien la película en general tiene un gran nivel narrativo y estético, y que sin ánimos de realizar un spoiler las alucinaciones producto de la patología del personaje están muy bien utilizadas y debido a la dosificación de la información que se mencionó anteriormente son formalmente ingeniosas. Sin embargo, la explicación de las mismas puede objetarse es un desacierto ya que se subestima la inteligencia del espectador o clausura su sentido y lectura sobre las mismas, aunque por otro lado es porque hay una clara intención del filme de caracterizar al guasón y su enfermedad psiquiátrica y sus problemas hereditarios.

Mientras que el Guasón interpretado por Heath Ledger (The Dark Knight, 2008) buscaba voluntariamente la anarquía, el Guasón encarnado por Joaquin Phoenix la producirá de forma inicialmente involuntaria, en una sociedad en donde “la violencia genera más violencia”. En dicho sentido, además de las relaciones intertextuales que poseen vínculos temáticos y por sobre todo que componen la estética de una época, en medio del relato se explicitan referencias mediante proyecciones públicas que resulta pertinente destacar porque poseen un significado con respecto a la trama. En principio, la inicial manifestación pública de la clase popular con máscaras de payasos, transcurre frente a un evento de la clase alta en el cual se proyecta Tiempos modernos (1936), lo cual no es casual porque en ella Chaplin expresaba las consecuencias del sistema capitalista y realizaba una fuerte crítica al sistema de producción en serie industrial. La segunda, tiene que ver más bien con una característica principal del comic de Batman y el brutal asesinato de sus padres, cuando Bruce Wayne es un niño. Este acontecimiento es narrado en Guasón a la salida de una sala de cine, y la película allí proyectada parece ser Zorro: The gay blade (1981) cuyo protagonista es igual que Batman otro héroe enmascarado de negro.

En conclusión, la idea central que parece regir toda la película es la subjetividad de dicotomías tan antiguas como la humanidad misma, el bien y el mal, y la comedia y la tragedia. A través del personaje del Guasón y de la utilización de su rostro como máscara, intentará deconstruir las dicotomías y valores establecidos por la norma. Por todas estas razones se celebra la propuesta de Guasón dentro del popular universo cinematográfico de los comics, porque también nos recuerda que, aunque la producción y transposiciones de las historietas de super-héroes estén en ascenso o sean masivas en el público, no justifica la superficialidad de la psicología de los personajes, ni la baja calidad narrativa en sus producciones.