Gringo: se busca vivo o muerto

Crítica de Tomás Ruiz - EL LADO G

A pesar de las múltiples fallas en su guión y actuaciones que tenga el film, para quienes busquen un momento de relajación es la película perfecta.

En el último tiempo, distintas corrientes que promueven la igualdad y que quieren parar el uso de los estereotipos, han podido derribar una barrera que en Hollywood parecía inquebrantable. En muchos casos esas ganas de hacer un film o serie con un elenco más diverso y que ningún valor sea propia de ninguna raza, sexo o religión, han llegado a buen puerto. En este caso, Gringo: Se Busca Vivo o Muerto (Gringo, 2018) muestra la otra cara de esta problemática.

Esta película cuenta la historia de Harold Soyinka (David Oyelewo) un empleado de una importante empresa estadounidense que vive ninguneado por sus pares y sus jefes Richard Rusk (Joel Edgerton) y Eleane Markinson (Charlize Theron), quienes se aprovechan de su bondad e ingenuidad. En lo que parecía un simple viaje de negocios a México, Harold descubrirá más de un secreto en lo que tiene que ver con su trabajo. Tráfico de drogas, engaños, conspiraciones y operaciones encubiertas del gobierno, tendrán lugar en la travesía que deberá atravesar el protagonista para regresar a casa.

Planteando toda esta gran variedad de subtramas, nada originales, el director Nash Edgerton quiere plantear una especie de comedia negra / policial, que sea graciosa y dramática al mismo tiempo. Por desgracia para él, ninguno de estos dos géneros se ven plasmados, logrando así un film que no puede ser encasillado. Esto no sería un problema tan grave, si esta peli tuviese aspectos narrativos que den una vuelta de tuerca a la historia tan chata que tiene. Pero ahí asoma otro de los problemas que tiene. Muchos son los arcos argumentales que se abren y muchos también carecen de sentido sobre todo los que nada tienen que ver con nuestro protagonista nigeriano. Por muchas ocasiones, pareciera que el director hizo un gran montaje de diferentes películas, situaciones poco verídicas dentro del campo que se plantea y demasiadas vueltas para la resolución de un tema sumamente simple, toman lugar con recurrencia. La película se vuelve totalmente previsible y absurdamente larga. Por supuesto, los prejuicios y los estereotipos están presentes. Sobre todo cuando se va al sur de la frontera, donde todos son ventajistas, interesados y delincuentes.

El rol en esta película de Charlize Theron, es otra de las grandes polémicas. Acostumbrados a que la actriz lleve a cabo papeles de una mayor incidencia que la de sus pares masculinos, en esta ocasión es totalmente inverso. Ella casi no decide, solo le queda el papel de ser una Femme Fatal, de un carácter muy fuerte y con grandes responsabilidades en su trabajo, es cierto, pero para el desarrollo de la historia, queda totalmente de lado y sin influir en nada. Por otro lado Joel Edgerton, se encarga de ser el empresario yankee de turno, que se las sabe todas y da todo por sentado, a quien poco le importa lo que le pase al pobre de Harold y quien todo soluciona solo por poseer grandes cantidades de billetes verdes. El único que realmente interpreta con un gran corazón a su personaje es el nigeriano Oyelewo. Con un papel que transmite desesperación e incertidumbre, es con el único que se puede sentir un poco de empatía. No porque sea el protagonista, sino porque es lo más real que la película plantea. Un trabajador explotado, a quien sus jefes no le dan ni cinco de pelota y solo buscan beneficiarse con él. El resto del elenco sufre las decisiones del director y por más participación que se les quiera dar, nunca podrán plantarse de lleno en el metraje.

Al mismo tiempo que la mayoría de las elecciones del director quedan cliché y son un claro estereotipo de los estadounidenses. Cabe destacar algunas de las escenas de acción que se dan, el director quien previamente fue doble de riesgo de acción, entiende muy bien estas secuencias y se nota claramente. Desafortunadamente, son contadas con los dedos de una mano las persecuciones, escenas de coreografías de peleas y demás.

A pesar de las múltiples fallas en su guión y actuaciones que tenga el film, para quienes busquen un momento de relajación es la película perfecta. Situaciones sin sentido, exageraciones y más de un cliché para olvidar el estrés de la semana.