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Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Una argentina suelta en París

Luego de dos dramas "rurales" como El amarillo y Gallero, Segio Mazza da un brusco giro y viajó a una gran ciudad y, más aún, fuera del país para rodar en exteriores e interiores de París las desventuras afectivas, laborales (e inmigratorias) de una joven argentina (Belén Blanco) que alquila una habitación en la casa-estudio de un fotógrafo francés recientemente divorciado (Antoine Raux), luego pierde su trabajo en una fábrica textil e intenta conseguir los papeles que tornen su situación menos apremiante.

Mazza tiene un indudable talento para la puesta en escena, un buen ojo para el detalle, sensibilidad para la creación de climas (aquí bastante angustiantes) y una gran capacidad para la dirección de actores, pero el film -especialmente durante su segunda mitad- cae en unos cuantos clisés y excesos (la explosión sexual, el tema del aborto, etc). Si bien se agradece en principio la intención del director de no ser obvio y explícito en la presentación y en la resolución de los conflictos, la ambigüedad termina coqueteando demasiado con la indecisión y, así, este interesante propuesta no termina de ser del todo convincente. De todas formas, se trata de una película valiosa y muy atendible.