Godzilla 2

Crítica de Jesús Rubio - La Voz del Interior

Después de cinco años de lo sucedido en la Godzilla dirigida por Gareth Edwards, Godzilla 2: El rey de los monstruos viene a plantear un mundo caótico al que los gigantescos dioses que gobernaron la Tierra hace millones de años regresan para restablecer su equilibrio natural.

La película es la tercera entrega, después de Kong: la Isla Calavera (2017), del MonsterVerse creado por Warner Bros y Legendary Pictures. Antes de seguir es necesario señalar que la tosquedad de este tipo de producciones es directamente proporcional al dinero invertido.

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GODZILLA 2
La revolución de los titanes: cuatro estrellitas para "Godzilla 2"

Godzilla 2: El rey de los monstruos es un espectáculo desaforado y ruidoso, que está a la altura de su mítico protagonista. Es un espectáculo felizmente atolondrado.
Godzilla 2: El rey de los monstruos
Godzilla 2: El rey de los monstruos
JESÚS RUBIO
Sábado 01 de junio de 2019 - 15:00
Después de cinco años de lo sucedido en la Godzilla dirigida por Gareth Edwards, Godzilla 2: El rey de los monstruos viene a plantear un mundo caótico al que los gigantescos dioses que gobernaron la Tierra hace millones de años regresan para restablecer su equilibrio natural.

La película es la tercera entrega, después de Kong: la Isla Calavera (2017), del MonsterVerse creado por Warner Bros y Legendary Pictures. Antes de seguir es necesario señalar que la tosquedad de este tipo de producciones es directamente proporcional al dinero invertido.

Y aquí el presupuesto es abultado y por lo tanto todo es más grande, más exagerado, más bochinchero.

Si la anterior Godzilla empieza con un lento desarrollo y el monstruo principal tarda una hora en aparecer, en esta secuela dirigida por Michael Dougherty la acción arranca de entrada y no se detiene hasta los créditos finales. De hecho, la película empieza con el personaje de Vera Farmiga en medio del caos desatado en San Francisco en 2014, para luego ubicarse en el presente y continuar por dos horas con una película mastodóntica de espíritu clase B y pulso catastrofista.

Una de las virtudes de la película es que presenta a cada uno de sus personajes (tanto monstruos como humanos) sin mermar nunca el ritmo agitante de la acción.

En una de las bases de Monarca, la organización que se encarga de estudiar a las bestias prehistóricas, la doctora Emma Russell (Farmiga) y su hija (Millie Bobby Brown) presentan a Mothra, la mariposa gigante que, por el momento, está del lado del Bien. También se presenta a ORCA, un dispositivo que permite controlar a los monstruos.

Luego viene la presentación del villano interpretado por Charles Dance y del enemigo principal: King Ghidorah, el monstruo de tres cabezas. La naturaleza tiene el poder para restablecer el equilibrio. Godzilla es ese poder y es el último en aparecer.

Todas las presentaciones están muy bien logradas a pesar de la saturación de CGI (Imágenes Generadas por Computadora) y del constante movimiento de cámara.

Sorprende, además, la capacidad de la película para hacer comulgar la cultura pop con lo científico, el mensaje ecológico con los géneros populares, lo mítico con el drama familiar, la política con el espectáculo masivo.

Es cierto que cuenta con el guion modélico de las superproducciones, pero también es cierto que cuenta con la suficiente solidez para aguantar los embates de las licenciosas pero siempre necesarias subtramas.

Sin embargo, la mayor virtud de la película es la preocupación por el prójimo que demuestran sus personajes, a tal punto que son capaces de sacrificar sus vidas por la humanidad.

Godzilla 2: El rey de los monstruos es cine consciente de su ridiculez, un espectáculo felizmente atolondrado y orgulloso de su trazo grueso y su ruidosa pirotecnia de efectos especiales, un entretenimiento hiperkinético con banda sonora machacante, que no permite que el espectador se distraiga un segundo gracias a su frenética sucesión de escenas apocalíptico-apoteósicas.