Gato con botas: el último deseo

Crítica de Rolando Gallego - LúdicoNews

En un nuevo acercamiento al universo del felino más megalómano del universo creado en Shrek, la incorrección política, los gags y nuevos personajes, harán delirar a los fanáticos de la saga.

El gato con botas era ese tierno felino que primero en la literatura, y luego en diferentes adaptaciones audiovisuales, supo capturar la atención de las audiencias, pero, cuando Shrek llegó con su relectura de los clásicos infantiles, su figura fue reinventada acentuando su origen español y sus similitudes con otro clásico como El Zorro.

En el arranque de Gato con botas, el último deseo, veremos a nuestro antihéroe siendo venerado por el pueblo que habita, arrancando con una escena en una inmensa fiesta en la casa usurpada por él del Gobernador, para pasar, rápidamente a la acción que impulsa la narración.

Los gatos tienen muchas vidas, pero ¿qué pasa cuando ya casi han agotado todas? Con ese disparador la propuesta traza sus líneas y temáticas, que estarán asociadas a la búsqueda de un último deseo que pueda convertir aquella ausencia en realidad, y, en el caso del gato, volver a tener muchas más vidas que le permitan ser ese bandido cercano al pueblo, ese Robin Hood dadivoso que ayuda a los desvalidos.

Con logrados momentos de humor, gags que la acercan a la nueva comedia americana, y el refuerzo de información que ya tenemos sobre el gato (mirada conmovedora), además de sumar personajes secundarios entrañables, hacen de la película una de las mejores opciones para ver en familia.