Galpón de máscaras

Crítica de Jessica Johanna - Visión del cine

Miguel Baratta escribe y dirige Galpón de máscaras, un documental que gira en torno a la fascinante y misteriosa figura de la máscara, utilizando como punto de origen la vasta colección de la escritora Luisa Valenzuela y una exhibición de éstas en el Museo de Arte Decorativo.
“Sin fondo. Lo importante son las máscaras”, le indica la escritora Luisa Valenzuela a la fotógrafa que se encuentra invitada a su casa para retratar parte de su colección de máscaras, aquellas que se verán exhibidas después en el Museo de Arte Decorativo.

En esa especie de galpón, o un estudio enorme decorado con una inmensa y variada cantidad de máscaras, Luisa abre sus puertas y a medida que va mostrando algunas de sus más preciadas posesiones también va develando parte de la historia. Orientales, africanas, neoyorkinas, de todos lados y de diferentes épocas. A lo largo de su vida y de sus viajes, Luisa ha logrado armar una admirable colección, por lo que le ofrecen exponerla.

Culturas, tradiciones, creencias, rituales, religión. Porque cada máscara representa un mundo en sí. Y ese galpón lleno de máscaras guarda muchas historias. “Las máscaras son mis amigas, las respeto”, explica Luisa sobre por qué nunca se las prueba.

Sin embargo el documental, que se encuentra dirigido y escrito por Miguel Baratta, también se sale de ese lugar para mostrar a unas pocas personas más que trabajan alrededor de máscaras, como el intelectual Eduardo Gruner o los que ensayan en un grupo de teatro de comedia. Son los de este último grupo los que crean buenas escenas visuales a través de un fondo negro y diferentes performances con las máscaras.

La cámara observa sin intermediar, siendo testigo de un mundo que resulta fascinante por todo lo que abarca, lo que se ve y cuánto que no. Al fin y al cabo, la función más popular que tienen las máscaras es la de ocultar, disfrazar.