Gabor

Crítica de Matías Orta - A Sala Llena

La mirada es un elemento clave cuando se trabaja en el campo audiovisual. Pero, ¿y si quien debe encargarse de una imagen es alguien que en realidad no puede hacer uso de su vista? La respuesta, en Gabor.

Todo empieza con Sebastián Alfie, director argentino residente en España, que recibe el encargo de ir a Bolivia para hacer un documental sobre personas ciegas que serán operadas para que recuperen la vista. El gran desafío es contar la ceguera de manera distinta, evitando los clichés más sensibleros. “Cómo mostrar la diferencia entre ver y no ver”. Nota que para este trabajo necesitará una cámara Viper. El único que la tiene en España es Gabor Bene. Oriundo de Hungría, Gabor es un director de fotografía que vive del alquiler de equipos de filmación. Pero hay otra particularidad: casualmente, este profesional de la imagen es ciego. El joven cineasta descubrirá que es un hombre afable, de buen humor, al que la invidencia no le impide seguir siendo un maestro con la luz y las lentes (“El cerebro suplantando la información que falta”). Aún cuando no puede ver lo que sucede delante de cámara, gracias a su amplia experiencia sabe precisar cuándo una imagen está desenfocada. Y si bien tampoco puede sentarse a ver una película, logra recordar cada plano. De ahí en más, Gabor se volverá crucial para que el director pueda encontrar la manera más anticonvencional de retratar la ceguera.

Evitando golpes bajos y otros clichés de intenciones lacrimógenas (tal como se proponía desde el principio con el encargo), Alfie crea un documental dinámico, atractivo, simpático, honesto, humano, narrado por él mismo, con voz en off. Incluye charlas con el mismísimo Gabor, quien relata su experiencia, cómo empezó a dejar de ver, en el Amazonas, y cómo esa condición no le impidió seguir trabajando. Además encontramos entrevistas a directores de fotografía y otros profesionales del medio audiovisual que compartieron experiencias con él, y a Alicia, madre del director, profesora que trabaja con ciegos y mejor concejera de su hijo. El film nos muestra a Sebastián y a Gabor cuando se están conociendo -con todos los detalles a tener en cuenta cuando se convive con una persona que padece una discapacidad- y en pleno proceso laboral, y como al principio el director no puede anunciar que su nuevo compañero de aventuras carece de la capacidad de ver (“No lo entenderían”). La acción comienza en España y luego se traslada a tierras bolivianas, donde se lleva a cabo el rodaje y donde también conoceremos a las personas que, tras una operación, podrán ver nuevamente.

Gabor, un director de fotografía, una película, un ejemplo de que es posible hacer cine sin mirar, la prueba de que la pasión no se detiene ante nada.