Fuga de la Patagonia

Crítica de Matías Orta - A Sala Llena

El género western siempre tuvo ecos en el cine argentino. Aun con tópicos de aquellos films con vaqueros que transcurren en los Estados Unidos (antihéroes, honor, redención, duelos, imponentes parajes), presentan una impronta que no deja de ser criolla. La Guerra Gaucha (1942), de Lucas Demare, es un ejemplo emblemático. Más acá en el tiempo, Fernando Spiner estrenó Aballay, El Hombre sin Miedo (2009). Fuga de la Patagonia (2016) es el nuevo exponente.

En 1879, y luego de ser capturado y acusado de espionaje por el pueblo mapuche, el explorador Francisco Moreno (Pablo Ragoni) y dos compañeros escapan y se dan a la fuga a través de ríos y montañas del sur argentino. Son perseguidos por el hijo del cacique y deberán lidiar con uno grupo de forajidos. Moreno experimentará una auténtica odisea en medio de la naturaleza, y tendrá que ser fuerte para sobrevivir.

Loa directores Francisco D´Eufemia y Javier Zevallos le imprimen ritmo a la película desde el principio, ya que comienza con los personajes huyendo en una balsa a través de unos rápidos, en la que constituye una de las secuencias más vertiginosas del cine nacional contemporáneo. Aunque ese momento no es superado después, la acción nunca decae, y contiene pausas indispensables como para conocer más a Moreno, su pasado y sus conflictos internos entre la civilización y el salvajismo. Una correcta labor por parte de todo el elenco permite que el espectador se involucre de lleno en la historia.

Fuga de la Patagonia es una estupenda prueba de que los western argentinos, aun sin alcanzar la genialidad, son garantía de buenos productos.