Fuerza antigangster

Crítica de Agustín Neifert - La Nueva Provincia

De dudoso rigor real y sin demasiado aporte

Como lo sugiere el título, se inscribe en lo que se conoce como gangsters films , uno de los dos géneros emblemáticos del cine norteamericano. El otro es el western.
El protagonista de esos filmes se mueve en una telaraña paranoide, asciende, llega a la cima y cae estrepitosamente. Fuerza antigangster encuadra en esas características.
Su origen fue una serie de artículos de Paul Lieberman, publicados inicialmente en "Los Angeles Times" y luego recopilados en un libro, que se convirtió en un éxito de librería.
El gangster convocado en esta ocasión es el judío Meyer Harris "Mickey" Cohen (1913-1976), un ex boxeador de peso pluma que en la ficción es sobreactuado por Sean Penn. Se inició en el delito en Cleveland, luego pasó a Chicago y en 1937 se instaló en Los angeles como segundo del capomafia Buggsy Siegel.
Después de la muerte de Siegel en 1947, compitió con Jack Dragma por el control de la droga, la prostitución y las apuestas ilegales y, tras liquidarlo, se erigió en jefe único y supremo. Eso ocurrió en 1949 y la historia de la película arranca en esa fecha y se entiende hasta 1951.
Mickey Cohen decía que él era el "progreso" y el "futuro" y estaba dispuesto a refundar la ciudad de Los Angeles a sangre y fuego. Logrado su objetivo, pretendía dominar Chicago y confrontar fuerzas con la mafia italiana.
En 1949, el jefe de policía Bill Parker (un Nolte casi irreconocible) decide crear una fuerza parapolicial para detener el avance de Cohen. El comando estuvo integrado por cinco policías, que no actuaban como policías sino como criminales.
La misión de esa "fuerza" no era matar a Cohen, sino destruir sus bienes --casinos, prostíbulos, hoteles, etc.--, para que se vaya de Los Angeles. Y de esto trata la película.
Esa fuerza parapolicial es conducida por el sargento John O'Mara (el hierático Josh Brolin), recién desmovilizado, mientras los otros miembros fueron elegidos atento a que cada uno de ellos poseía una habilidad especial que los convertía en hombres ideales para integrar el comando.
El otro personaje clave es Jerry Wooters, interpretado por el ascendente Ryan Gosling, un arriesgado que logra conquistar los favores de Grace Faraday (Emma Stone), la bella amante de Mickey Cohen.
Algo similar ocurrió poco tiempo después, pero en la vida real, con Judith Exner, una de las numerosas amantes de John Kennedy, que a su vez alternaba con Sam Giancana, el jefe de la mafia de Chicago, que luego intervino en la organización del magnicidio presidencial.
El filme comienza con una secuencia brutal, difícil de ver, a manera de anticipo de lo que vendrá luego, cuando las calles, casinos y hoteles se pueblan de cadáveres y los disparos no cesan.
Pero a pesar del tema, de estar basada en hechos reales y su elenco de figuras de primer nivel del cine norteamericano actual, Fuerza antigangster registra un dudoso rigor histórico y no aporta nada nuevo a lo ya conocido.
Salvo confirmar que los hombres repiten la historia. Porque hoy la peste de los capomafiosos persiste y continúan digitando la designación de jueces, corrompiendo policías y manejando desde la oscuridad negocios sucios con protección oficial, de la misma manera que ocurría en otras décadas.