Frozen, una aventura congelada

Crítica de Santiago García - Tiempo Argentino

Clásica por donde se la mire

Disney es, polémica más, polémica menos o más allá de gustos personales, el estudio cinematográfico de animación por excelencia. De un tiempo a esta parte, Pixar le arrebató el podio aunque finalmente terminaron trabajando juntos. Pero en esos casos se trata, igualmente, de productos Pixar.

Con Frozen, una aventura congelada, Disney –dirigida por Chris Buck, Jennifer Lee– retoma el mando de su estilo, salva su esencia y a la vez entrega un producto de una calidad narrativa inusual. Como cuando en 1989 La sirenita recuperó la fuerza y la belleza de los films Disney, Frozen supera claramente la monotonía y la producción estándar para brillar con potencia y autenticidad.
Basada en el cuento La reina de la nieve (1845) de Hans Christian Andersen, posiblemente uno de los más logrados de este autor, Frozen construye la historia con los ingredientes más memorables del cine Disney. Humor, amor, oscuridad, aventura y canciones, logrando una vez más reinventarse y no quedar fuera de época.
En la versión de Disney se trata de dos hermanas. Una de ellas, Anna, emprende una aventura gigantesca para ir al encuentro de su hermana Elsa, quien tiene en su poder una maldición por la cual ha congelado al reino entero. Ya no un personaje femenino enorme, sino dos, contiene esta gran película. Incluye, claro, un arriesgado héroe que acompaña, Kristoff, y un alivio cómico, un hombre de nieve llamado Olaf.
Hay villanos, hay muchas buenas y efectivas canciones y por supuesto mucho humor. Incluso hay espacio para el melodrama. Pero lo que hay que destacar una vez más es la manera en la cual el relato va hacia adelante sin fisuras y sin desvíos inútiles, manteniendo el ritmo y el interés, generando en cada nueva escena un verdadero placer para los espectadores. Eso hizo en su momento grande a los estudios Disney, y Frozen lo recupera. Películas de animación muy mediocres han tenido éxito y es una pena, pero teniendo la certeza del éxito que Disney se esfuerce por hacer un producto así, da esperanzas para pensar el cine taquillero como un cine aun con gran dignidad por parte de sus realizadores.
Si un film Disney tiene que tener éxito este año en la taquilla, ojalá sea Frozen, porque por encima de cualquier otra consideración, se trata de buen cine, además de una gran historia.