Flash

Crítica de Jesús Rubio - La Voz del Interior

Es raro y contradictorio lo que sucede con Flash, porque nos deja la sensación de que estamos ante una película atípica y arriesgada del Universo Extendido de DC (con ciertas licencias que la diferencian del resto de películas de superhéroes) y, a su vez, la sensación de que es más de lo mismo, ya que se apoya en los habituales giros de fórmula.

El argentino Andy Muschietti en la dirección demuestra estar a la altura del personaje que aborda, y demuestra tener mucha cintura para lidiar con Ezra Miller, el actor principal, al que prácticamente se le entrega la película, porque Flash es exclusivamente de Miller, quien encarna a un Barry Allen/Flash complejo y divertido, con capacidad para hacer, simultáneamente, de dos Flash distintos.

El tema de la película es el viaje en el tiempo y sus indeseadas consecuencias. Flash quiere volver al pasado para evitar la muerte de su madre (Maribel Verdú) y evitar, también, que su padre (Ron Livingston) vaya preso. Pero Batman (Ben Affleck) le advierte que esa alteración del pasado traerá consecuencias graves.

Sin embargo, Flash desobedece el consejo y realiza el viaje al año 2013, provocando el estallido de un multiverso caótico y peligrosísimo, con el que, entre otras cosas, aparece el General Zod (Michael Shannon) para liquidar todo.

En el pasado, Flash se encuentra con Barry de ese año, justo el día que adquiere los poderes. Por lo tanto, tiene que llevar al joven Barry al lugar donde sucedió la caída del rayo que le dio el poder para no alterar ese aspecto de su historia. Pero ya es tarde, Zod está en la Tierra y quiere a la kryptoniana Kara Zor-El, la Superchica (Sasha Calle), prima de Superman, quien está prisionera en Siberia.

En el mundo alternativo en el que se encuentran, Superman aún no nació. Es decir, están en un mundo en el que no existe la Liga de la Justicia, y Flash no tiene a quién recurrir. Aunque está Batman, y no cualquier Batman, sino el Batman que para muchos es el mejor: el interpretado por Michael Keaton, quien, ya viejo, se calza de nuevo el traje del detective justiciero de ciudad Gótica para ayudar a Flash en la lucha contra Zod, lucha a la que se suma Superchica.

Las paradojas temporales están diseñadas con un CGI (imagen generada por computadora) que esta vez luce como de mala calidad, quizás porque la película asume el punto de vista de Flash, quien ve el mundo de otra manera.

El viaje al pasado para arreglarlo y luego volver al futuro es, en realidad, lo que se disfruta. Es decir, es el vivir de nuevo el pasado lo que Flash más quiere, porque quizás allí está la clave de su vida y su posible felicidad y salvación.

Es muy destacable el trabajo de Ezra Miller, quien compone un personaje entre complejo y distendido, con momentos en los que se divierte (el Barry joven tiene una risa particular y contagiosa) y momentos en que se lo ve ajustado al guion.

En la imperfección, en el riesgo, en la complejidad y en todo ese juego con actores y actrices que encarnaron a los superhéroes en el pasado, está el fuerte de Flash, una película dificultosa e interesante, con momentos brillantes y otros opacos, pero siempre ofreciendo el mejor espectáculo posible.