Figuras de guerra

Crítica de Ezequiel Obregon - EscribiendoCine

Las otras postales del Primer Mundo

El documental de Sylvain George (premiado en el BAFICI 2011 como la Mejor Película de la Competencia Internacional) es un áspero y riguroso testimonio sobre la inmigración que elude el didactismo y aleccionamiento.

Con Figuras de guerra, (Qu'ils reposent en révolte (Des figures des guerres), 2011) el cineasta y activista político Sylvain George entrega un documental político puro y duro, aunque la política en su sentido más institucional aparezca con fuerza recién hacia el tramo final. En blanco y negro se despliegan una variedad de secuencias que capturan las tristes experiencias de vida de un grupo de inmigrantes ilegales en el norte de Francia. Provenientes de África, buscan cruzar el Canal de la Mancha para llegar a Inglaterra.

Alejado del formato televisivo, George evita en la mayor parte del metraje al testimonio directo a cámara, centrándose en las acciones más elementales del ser humano (comer, dormir, refugiarse, etc.). Los fundidos en negro le dan a su documental un sesgo episódico, tensando la espera que para estos hombres resulta abrumadora. Esa sensación de hastío y de no pertenencia es transmitida de forma efectiva, y si tenemos en cuenta las dos horas y media de duración de la película, estamos frente a un riguroso material audiovisual no apto para todos los públicos. Una propuesta visceral que deja oír las “otras voces” del Primer Mundo, con algunos momentos de una validez testimonial enorme, como aquel en el que se queman los dedos con un tornillo caliente para borrar sus huellas digitales. Una dura imagen de nuestra contemporaneidad.

Pese a esa aspereza que se sostiene desde el trabajo formal, el realizador recupera lo más esencial del ser humano mostrando su negación. En el ocultamiento de la identidad, se encuentra la imagen más conmovedora de Figuras de guerra; casi un llamado a la reflexión mirada desde una óptica humana, construida sobre la base de un permanente estado de emergencia. En ese sentido, el documental aborda desde el registro cinematográfico dos conceptos que la filosofía moderna se ha venido replanteando desde hace algunos años: el campo de concentración como nomos de lo moderno (central en Giorgio Agamben), es decir, la continuidad de los mecanismos que posibilitaron Auschwitz pero en la contemporaneidad, institucionalizados bajo nuevos preceptos. Y la idea de “no lugar”, en el sentido de un lugar sin pertenencia ni marcas de individuación, los espacios en donde estas comunidades luchan para encontrar un sentido a sus existencias.

Figuras de guerra es, en resumen, un trabajo de notable solidez formal en donde conviven lo político y el detallismo, que, a tono con varias ficciones francesas de los últimos años, cuestiona los mecanismos de poder del Estado y el aberrante sistema de represión a las corrientes inmigratorias.