Evil dead: el despertar

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Evil Dead: El despertar arranca de cero, con guiños a El resplandor y La masacre de Texas

La saga se renueva. Ya sin Sam Raimi en la dirección, pero sí como productor, es sangrienta, brutal y divertida.

La saga de terror, originalmente debida a Sam Raimi, el que sigue pegado a ella, aunque ya no como realizador, parece tener lugar para más y más películas. O habrá que decir para más y más muertes, guiños, sangre, humor y descalabros. Ahora nos llega no una secuela, sino una película que renueva todo, Evil Dead: El despertar, que le pondrá los pelos de punta a más de uno.

No por los desmembramientos y la posesión diabólica, sino porque se centra en que, todo eso, ocurra en el seno de una familia.

Y cuando uno de los miembros del clan se infecte, muera, pero no muera y empiece a atacar al resto, sean sus hijos o su hermana, bueno, a prepararse, porque acá todos se defienden y si una niña se ve en una situación extrema, pongamos, en la que tuviera que empalar a un pariente cercano, ¿por qué no habría de hacerlo?

No hay que haber visto ninguna de las Evil Dead para entender este El despertar, precisamente porque es el inicio, se cuenta el origen. Hay una suerte de prólogo, que luego se verá cómo interactúa o no con el centro del relato, en el que en una cabaña cercana a un lago ocurre alguna que otra muerte espeluznante.

Así que, no entren tarde a la sala de cine.

Vuelta de hoja, y estamos en Los Angeles, en un edificio de departamentos muy próximo a demoler. Tanto, que quedan pocas familias viviendo allí. Así que la inesperada visita de Beth (Lily Sullivan) no es bien vista por Ellie (Alyssa Sutherland, sin parentesco con Donald o Kiefer, y vista en Vikingos), madre de tres hijos, dos adolescentes y una niña, y hermana de la recién llegada.

Beth viene con un test de embarazo positivo, pero no deseado, y se ve que la relación con su hermana fue buena, hasta que dejó de serlo.

No abran El libro de los muertos
No importa aquí tanto el por qué, sino que cuando Ellie se encuentre poseída por un demonio que escapa de El libro de los muertos -sí, ése con páginas de piel humana-, que no adelantaremos como aparece, Beth bien podría ser la única que pueda defender a sus sobrinitos de una madre que los quiere mal.

Por supuesto que, aunque no aparezca Bruce Campbell (!), protagonista de la trilogía de Raimi, en toda película que lleve en su título Evil Dead debe haber un personaje capaz de enfrentar lo que haga falta. Y hacer lo necesario para, al menos, intentar triunfar.

A diferencia, entonces, de la trilogía de Sam Raimi, y mientras que el renacimiento de la franquicia en 2013 dirigida por Fede Alvarez tenía fuertes efectos, de impacto, aquí el director Lee Cronin (El bosque maldito) va introduciéndonos de a poco, pero a paso apresurado, en un auténtico infierno.

Es una película con apuntes de humor, pero totalmente gore, con guiños a La masacre de Texas y El resplandor. Las muertes son espeluznantes, gastaron más en maquillaje y en efectos que en actores o locaciones: casi todo transcurre en ese edificio maldito.