Están todos bien

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Papá salió en viaje de redenciones

Esta remake norteamericana de Stanno Tutti Bene, el exitoso film que el italiano Giuseppe Tornatore rodó hace ya más de dos décadas, es (o intenta ser) un crowd-pleaser sobre esas familias disfuncionales que -luego de varios enredos, malentendidos, engaños, decepciones y, claro, un par de inevitables tragedias- se terminan reivindicando, redimiendo y reuniendo.

Robert De Niro (un gran actor que para mi gusto no está envejeciendo demasiado bien) es un jubilado/viudo que, frustrado porque sus cuatro hijos ya adultos no van a visitarlo a su casa, se embarca en un improvisado viaje por todo el país para volver a conectarse con ellos (Drew Barrymore, Kate Beckinsale y Sam Rockwell y uno al que no podrá encontrar) y descubrirá que no sólo los conoce muy poco sino que además ha sido incapaz de ayudarlos.

El director Kirk Jones (El divino Ned, Nanny McPhee: La nana mágica) no consigue grandes escenas entre De Niro y cada uno de sus hijos, pero al menos en una primera parte se maneja en un tono amable y contenido que recuerda un poco a Una historia sencilla, de David Lynch. Sin embargo, cuando apela a unos torpes flashbacks muy cercanos al realismo mágico (el De Niro ya veterano reencontrándose con sus hijos que aparecen siendo niños) y cuando cede sobre el final a la tentación del subrayado y al exceso sentimental (lacrimógeno), la película cae en un terreno decididamente previsible y menor del que ni siquiera sus buenos intérpretes pueden rescatarlo.