Espiral: El juego del miedo continúa

Crítica de Tomás Ruiz - EL LADO G

El Juego del Miedo Continúa y se niega ferozmente a morir

La franquicia de horror no quiere saber nada con terminar y vuelve a apostar por su continuación.

SAW o, mayormente conocida cómo, El Juego del Miedo (2004) es una de esas películas del siglo XXI que logró convertirse rápidamente en un film de culto a tal punto que amantes u odiadores del género se juntaron, y siguen juntándose, a verla para disfrutar uno de los más recientes clásicos del género. Tal fue su furor que velozmente se convirtió en franquicia y, con sus altibajos mediante, año a año, fue entregando secuelas y secuelas en donde la historia sencilla se transformó en una gran trama de enredos y sorpresas para todos los espectadores. Luego de que la línea temporal principal finalizó en 2010, la saga tuvo un reinicio en 2017 con Jigsaw intentando comenzar nuevamente con la saga pero su nivel fue de medio para bajo y ahí quedaron las ganas de expansión.

Pero, cómo en la trama de la franquicia, nunca hay que bajar los brazos, la franquicia vuelve a intentar re-despegar con Spiral: From the Book of Saw, dirigida por Darren Lynn Bousman, viejo conocido de la franquicia, y guionada por Josh Stolberg y Pete Goldfinger. En esta oportunidad la trama nos lleva a conocer a Zeke (Chris Rock) un detective que está mal visto por sus colegas por haber delatado en el pasado a un compañero corrupto y ahora debe lidiar con el mal humor constante en el precinto. De repente asesinatos del estilo del difunto Jigsaw comienzan a perseguir a diferentes miembros de la fuerza policial y entonces el clima, si ya era pesado, se volverá peor aún para Zeke y su nuevo compañero William (Max Minghella) mientras intentan develar quién es el nuevo asesino y por qué se las tiene jurada a los policías.

Si algo caracterizó a fuego a la franquicia de Saw eran las muertes shockeantes, las perturbadoras trampas, el pintoresco villano y la trama, sencilla al principio y compleja al final, que mejor o peor contada era entretenida y llevadera. La diferencia principal radica principalmente en esa arista, la trama es muy aburrida y está mal contada, con un montaje frenético pero que marea y recursos narrativos que ningún tipo de sorpresa aporta. En las actuaciones no hay nadie que se destaque, salvo por algunos momentos de Chris Rock y en general la película es un gran ¿por qué? Ahora todo ese panorama que se establece durante, aproximadamente, una hora entera de los 90 minutos que dura el film cambia radicalmente en el final llevando la esencia clásica del juego del miedo a su máxima potencia con una última gran muerte, planteando las bases para una continuación y con un ritmo de suspenso muy interesante logrado por juego de cámaras y música que lleva las pulsaciones al máximo.

El único propósito de la película, aparentemente, sería el de volver a establecer las bases del universo para una continuación masiva. Si el futuro traerá más entregas de Saw es una incógnita pero si lo hacen con la calidad de la última media hora será muy bien venidas. QUE COMIENZE EL JUEGO de las secuelas.