Espero tu (Re)vuelta

Crítica de Guillermo Colantonio - CineramaPlus+

Los tiempos cambian. Las estrategias políticas también. Ni hablar del concepto mismo de revolución. De esto y mucho más habla la película de Capal, un seguimiento de las diversas manifestaciones de estudiantes en San Pablo, por una mejor educación pública durante los últimos convulsionados años de Dilma Rousseff. Lo curioso del caso es que la manera en que representa el documental los acontecimientos obedece a un registro enunciativo diferido, transformado en una especie de Hip Hop de hora y media, comentado y debatido por tres de sus protagonistas mientras revisan esas imágenes que los tuvieron al frente. Como si fuera una especie de Gimme Shelter de los hermanos Mayles, los hechos son analizados a la luz del tiempo que pasó y la fuerza radica en esas voces que legitiman los movimientos estudiantiles y sus logros. El material de archivo es observado, discutido, como si pusiera un paño frío a la violencia de las situaciones donde la represión recrudece. En este sentido, parece haber una transferencia de la directora a los propios estudiantes para que ellos monten su propia película, para que conduzcan su desarrollo a la manera de una percepción simultánea, vertiginosa y hasta dispersa, más afín a las nuevas generaciones. Está en nosotros resignarnos a las viejas maneras o integrarnos más allá del apocalipsis.

No obstante, la presencia constante de la cámara, como una protagonista más, capta un campo de tensiones al rojo vivo sobre qué decisiones tomar en momentos culminantes. Allí, donde las dudas y las contradicciones asoman, la protesta parece debilitarse en favor del enemigo. Una de las virtudes de Espero tua re(volta) es la idea del cine como arte del presente en un sentido político, ausente en tantos exponentes cuya única motivación parecería ser el refugio estético. Ante ese círculo vicioso, la película grita, baila, sacude, promulga por un discurso que restituya la ideología en tiempos de crisis y de identidades difuminadas, donde parece que estamos resignados frente al dolor y a la muerte. Como contrapartida, los estudiantes marchan y se bancan los palazos de las fuerzas de seguridad represivas. Pero siguen. Su principal triunfo es doblegar las decisiones del poder y ganar terreno sobre ciertos derechos. Pero la derrota es importante: una población que elige al militar Bolsonaro. Y en esa condición de presente que despliega el documental se abre un interrogante, un horizonte incierto y la paradoja de haber luchado para evitar lo que finalmente sucedió: el más feroz neoliberalismo triunfó en Brasil.

Hay una lógica formal que enriquece el trabajo de la directora, a saber, su ligazón con el lenguaje de la música en el ritmo que le imprime a las imágenes y el modo en que los colores inundan la pantalla para evocar las estrategias de un cine político de impacto. Lo que cambia es la evaluación y el análisis que hacen a la distancia los protagonistas. La calle, ese arte del olvido impuesto por el mundo de la virtualidad, se materializa de modo tal que nadie pierda de vista que es allí donde se logran los derechos avasallados por la clase política de turno. La música y la protesta se aúnan para revivir un espíritu colectivo vivo. Espero tua re(volta) fue una de las películas de esta gris edición del Bafici 2019. Estuvo escondida, pero la intención de la realizadora, de que la película circule por diversos espacios de manera gratuita, abre un panorama interesante para recuperar esa dimensión política capaz de contrarrestar los numerosos esfuerzos de neutralización de voces.

Por Guillermo Colantonio
@guillermocolant