Escalofrios 2: Una noche embrujada

Crítica de Tomás Ruiz - EL LADO G

Una mala historia junto con un flojo guion hacen de esta secuela algo olvidable.

En 2015 llegó la primera película basada en la obra de R.L. Stine contando todo desde un punto de vista con muy poco terror, pero si con una buena mezcla de humor y aventura, lo necesario para que la peli no chocara estrepitosamente con sus fallas en guion y demás. En esa primera entrega, la trama desarrollaba que los libros originales escritos por el mismísimo Stine, interpretado aquí por Jack Black (Tenacious D), cobraban vida y todos sus monstruos aterrorizaban a la población de Madison, un pequeño pueblo a las afueras de Nueva York. Gracias a la ayuda de un grupo de adolescentes, los monstruos encabezados por el terrorífico muñeco Slappy se vieron derrotados y todo parecía volver a la normalidad.

Todo parecía haber terminado ahí con este intento de reboot de estas historias, pero… Hollywood lo hizo de nuevo y llega Escalofríos 2: La noche Embrujada (Goosebumps 2: Haunted Halloween). En esta oportunidad, el único libro de Stine que no fue incinerado fue uno al que tenía como protagonista al ya mencionado Slappy en el que él conquistaba el mundo y dicha conquista comenzaba en Halloween. Esta vez, otro grupo de jovencitos deberán emprender una batalla sin igual contra la maldad plástica de Slappy e intentar volver a salvar a la humanidad de las peores pesadillas que se puedan imaginar.

Partiendo de la base de que esta secuela no es para nada necesaria, hay varios aspectos que se pueden analizar en ella. En una primera instancia, si hay algo que la primera logró hacer era entretener por su dinámica ágil y su historia simplona pero fácil de seguir e involucrarse. Escalofríos 2, logra tirar todo eso a la basura y parece olvidarse fácilmente de todo lo bien que pudo hacer en la entrega anterior. Un guion absurdo lleno de fallas por todos lados, una historia para nada buena y actuaciones que dejan mucho que desear son los tres ítems que hacen de esta, una muy mala película. El director en esta oportunidad, Ari Sandel, no solo termina de dejar en claro que ningún susto real saldrá de la pantalla, sino que también logró que tomo el humor que transmitía la peli original, se esfumara como si nada.

Si una película que juega a dos puntas, intentando combinar de la mejor manera humor y terror no logra ninguna de las dos, hay algunos problemas en puerta. Al margen de estos problemas, también hay una reutilización de las mejores escenas de la primer película que si fueron efectivas. Casi como un refrito de lo mas ordinario, se observan situaciones de una semejanza llamativa pero cambiando los protagonistas. Es imposible no poder comparar a esta segunda entrega con la original, sobre todo porque casi que no le da importancia a lo ocurrido en la primer película. Uno de los errores más grande de todos, es la sobre utilización del mismo antagonista, pobre Slappy, llega un momento en el que ya no solo no da miedo, sino que da pena. Otra cosa que podría aprovecharse mejor es la calidad de los efectos, ¿por qué utilizar tanto CGI (de mala calidad) cuando se pueden usar efectos prácticos? No esta mal de vez en cuando olvidarse de la pantalla verde y crear situaciones un poco más originales, como lo hacía la serie original por ejemplo.

Las actuaciones en la peli, tienen varios problemas a la hora de encarar esta historia. Primero que nada, hay que resaltar que del elenco original, solo vuelve un solo actor, Jack Black. El resto de los personajes, pareciera que nunca hubiesen existido y esta franquicia empieza a apoderarse del rotulo de “antología”, algo que debe manejarse con sumo cuidado y más, sobre todo, cuando los personajes varían tanto en la calidad de las películas. Esta segunda no solo no tiene ningún actor conocido, sino que además dejan muchísimo que desear a nivel individual. El único otro actor que comparte el termino “conocido” junto con Black es Keon Jeong (Leslie Chow en la trilogía de ¿Qué pasó ayer?) pero tiene un papel de tercer orden y bastante flojo. El resto de los protagonistas: Madison Iseman y Wendy McLendon-Covey no solo no pueden lidiar con el pésimo guion que inevitablemente las atrae hacía la mediocridad, sino que también es la perfecta comparación de alguien que quiere y no puede destacar (Iseman) y alguien que pareciera no importarle que puede llegar a pasar (McLendon-Covey). El resto del elenco, que tampoco no es tan numeroso, deambula durante los 90 minutos del film y prácticamente no hacen nada. Eso también va para Jack Black, que ya puede unirse al club de Meryl Streep y Jeff Goldblum, como los actores que menor participación argumental y mayor tiempo en publicidad han tenido en el año, lo peor de todo, es que esos pequeños lapsos en donde participa Black, es de lo mejor de la peli.

Escalofríos 2 no solo no es igual de entretenida que su predecesora sino que arruina la primera impresión de la original. Una mala historia junto con un flojo guion hacen de esta secuela algo olvidable y lo peor de todo es que la franquicia tiene todos los números comprados para hacer una trilogía. Para lograrlo, deberán esmerarse un poco más y darle un rumbo prolijo a lo que quieren.