Es sólo el fin del mundo

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Si no conocen a Xavier Dolan, es el canadiense más famoso en el show business, después de Michael Bubble. Carismático, controversial, joven y con una fuerza creadora capaz de generar un universo propio. Se hizo famoso por haber "enamorado" a la gente de la organización de Cannes (sorry x decirlo así) donde compitió con varios trabajos y obtuvo muchos premios, siendo el más importante (tieen que verlo), "Mommy", casi casi, una obra maestra.
"Just la fin du monde..." justamente ganó en esa localidad francesa en 2016 el Gran Premio del Jurado y también el Ecuménico de dicha competencia. Dolan es amado incondiconalmente por un sector de la crítica y resistido en igual proporción por los periodistas tradicionales. ¿Qué opinión tengo yo de él como cineasta?
Es muy joven para la industria y sí, es talentoso. Creo que la palabra "irreverente" es la que mejor le queda. Sabe de climas y de transgresión. No vacila, va al cuello del espectador. No lo deja un segundo en paz en su butaca. Dinamita y exaspera. ¿Es un gran director? Sí, sin dudas.
Sin embargo, este trabajo que hoy se presenta en las carteleras porteñas no es de los más inspirados ni de los más jugados. Es en realidad, una adaptación de una obra de teatro de un escritor francés, Jean Luc Lagarce, quien falleció de SIDA hacia 1995 (el texto original fue publicado en 1990).
La trama presenta un escenario cerrado, claustrofóbico, y cuatro personajes que son familia, reencontrándose después de 12 años con Louis (Gaspard Ulliel) quien regresa a verlos (él dejó el hogar y se convirtió en un literato exitoso) en lo que sería una despedida virtual no dicha. Al parecer, quien retorna trae una noticia para la familia que dejó hace más de una década (ellos siguen viviendo en un entorno rural) pero lo que aparenta ser un cisma, su regreso, es ya bastante conflictivo para lo que el resto puede manejar.
Porque claramente Dolan, ya consagrado y niño mimado del medio, ha conseguido un elenco soñado para la actualidad francesa: Marion Cotillard, Vincent Cassel, Lea Seydoux y Nathalie Baye... un auténtico dream team. Como se imaginarán, todos está aquí dispuestos a ponerle sangre a la historia de este reencuentro y lo harán en tono agresivo, visceral y demasiado estridente.
Todos son actores de lujo. Pero aquí, la modalidad de interacción entre ellos, reduce sus matices de composición y estos sólo aparecen cuando cada uno de ellos dialoga individualmente con Louis (Ulliel), el verdadero eje de la cuestión.
Dolan le pone energía, desmedida, a un relato extraño porque el corazón de la historia en muy noventoso. El texto original trae toda esta cuestión relacionada con la incomprensión frente al SIDA y la aceptación por parte de las familias tradicionales, de la homosexualidad. Está y el canadiense elige apoyarse en esa línea para explorar una familia, claramente disfuncional.
El problema es que no todo funciona de manera aceitada. Esta es una cinta espasmódica, de tono alto, que empuja al espectador en todo momento de su butaca, no con las mejores armas. Hay estridencias de todo tipo (Cassel se lleva las palmas en este aspecto), pero no alcanza los niveles de complejidad compositiva al que este director nos tiene acostumbrados.
Dicho en pocas palabras, está por debajo de sus grandes trabajos. Pero ofrece una conjunción de actores comprometidos y una trama familiar que merece verse, aunque parezca un recorrido trillado y sin demasiadas sorpresas.
Quizás un poco sobrevalorada, "Es sólo el fin del mundo" es una buena propuesta dramática con intérpretes de sobrada categoría. Claro, no llega a las alturas narrativas y de fuste que su director habitualmente produce. A tener en cuenta.