Érase una vez un genio

Crítica de Santiago García - Leer Cine

George Miller, cuya ópera prima Mad Max (1979) cambió la historia del cine de género, es un director no muy prolífico pero su nombre ya está en la historia grande del cine. Películas tan distintas pero excelentes como Un milagro para Lorenzo y Babe 2 confirman su talento más allá de todos los largometrajes de Mad Max que ha hecho y seguirá haciendo. Érase una vez un genio (Three Thousand Years of Longing, 2022) es una rareza y al mismo tiempo no. No se parece a nada del cine actual, pero tiene elementos que la conectan con la habilidad de George Miller para el artificio como ha demostrado en otras ocasiones.

La Dra. en literatura Alithea Binnie (Tilda Swinton) lleva una esquemática pero satisfactoria existencia, aferrada a las grandes historias universales como explicación del mundo, alejada de sentimientos que la distraigan de su profesión. Pero en uno de sus viajes descubre una botella con un genio dentro de la misma. Este genio (Idris Elba) le ofrece concederle tres deseos a cambio de su libertad. Pero Alithea, experta en historias, sabe que todos los cuentos de ese tipo terminan mal y se niega a concederle los pedidos. El genio, para convencerla, comienza a contarle diversas historias fantásticas de su pasado para que vea que no todo es como dicen los cuentos.

La película es una combinación sorprendente entre un estilo demodé, con aires de cine de Bollywood, cine clásico de Hollywood y cuento de hadas inocente y simple. Un film romántico y una versión moderna de Las mil y una noches con dos protagonistas que juegan al drama y la comedia sin solemnidad pero con mucha convicción. Con virtudes y defectos, lo que se nota a lo lejos en esta película es la forma en la cual toma decisiones. Hay un director detrás de esto y se nota.