Entre tragos y amigos

Crítica de Rolando Gallego - EscribiendoCine

La vida te da sorpresas

Curiosamente a Antoine (Lambert Wilson), el más sano del grupo de amigos del film Entre tragos y amigos (Barbecue, 2014) que dirige Eric Lavaine, es al que más cosas física y mentalmente le pasan. Corriendo una maratón sufre un infarto y mientras está internado y en el camino de la recuperación decide cambiar su vida.

Para él, esto que le pasó es una señal que debe dejar de cuidarse y romper con los moldes que hasta el momento lo tenían atado de pies y manos a sus rutinas porque, habiéndose dedicado a su cuerpo durante 50 años y brindarse a los otros sin ninguna condición, no obtuvo buenos resultados. Cansado de su matrimonio, de sus amigos, trabajo y la vida en general, decide encontrar un vuelco a su vida para así cambiar y dejar de hacer cosas que ya no quiere ni desea hacer.

En esta película de tinte autobiográfico, Eric Lavaine construye con gran habilidad un fresco generacional que bucea en la irracional explicación de lo que le pasa al protagonista después de sufrir el infarto y de cómo la postergación de objetivos de vida se termina. La enfermedad será el punto de partida para transformar sus rutinas para buscar solamente actividades gratificantes que lo alejen de un karma negativo que lo pueda afectar nuevamente.

Entre tragos y amigos es una ágil y entretenida comedia dramática, que habla de como muchas veces nos imponemos obligaciones que nada tienen que ver con lo que realmente queremos hacer y que potencian el malestar general de una persona que intenta dejar de rodearse de gente tóxica y alimentar su espíritu de otra manera para poder seguir viviendo, apostando a lo nuevo pero sin dejar de ser, en esencia, fiel a sí mismo.