Entre sus manos

Crítica de Lucas Rodriguez - Cinescondite

Luego de consagrarse como uno de los talentos jóvenes de esta generación, Joseph Gordon-Levitt incursiona en la dirección y el guionado por partida doble con Don Jon una ligera comedia que tiene más de drama que de momentos hilarantes, con una construcción minuciosa de personajes muy opuestos entre sí, y en conjunto un gran ejercicio fílmico que destaca por ser la primera vez de Joseph.

Ya sea de fiesta con sus amigos, poniéndoles puntajes a mujeres de acuerdo a sus atributos, o en la burbuja en la que se encierra Jon mientras ve pornografía - donde finalmente logra trascender a otro estado, se pierde - la radiografía de este personaje que parece salido de esa barrabasada llamada Jersey Shore se antoja superficial, y ahí reside la gracia. A través de esta hora y media de - comedido - descontrol pornográfico, la adicción de Jon supone un escollo para con sus relaciones interpersonales, ya sea con la blonda explosiva y manipuladora Barbara de Scarlett Johansson o la sincera y centrada Esther de uan siempre destacada Julianne Moore. Por más sexo que tenga, él siempre a su santuario, la Internet. Cuando su diez perfecto le pide que cambie, que no vea más porno por ella, ¿podrá este muchacho hacerle caso a su otra mitad, o su adición será más fuerte que él?

Don Jon bien podría dividirse en dos partes. La primera, con edición y estética videoclipera, bien MTV - con todo lo que el monólogo inicial conlleva, eso de mi cuerpo, mis amigos, mi familia, mi auto, mi porno - mientras que la segunda se enfoca más en el cambio del protagonista, dándole un giro más intimista, menos epiléptico en su corte y más pausado. La trama puede generar más de un exabrupto, sobre todo por el tramo final, en donde el conflicto se resuelve de una manera más o menos definitiva. Puede o no gustar esta revelación final, este rompimiento del nudo conflictivo que tiene una doble lectura, pero Joseph es fiel a su guión, y más que melodramático y mañido, el díalogo final tiene un gran peso y, aunque edulcorado, es un buen final al viaje de su Don Juan matador.

Comprender fehacientemente la psicología de los personajes es complicado, y más si la excelente caracterización del elenco no ayuda a que el espectador sienta empatía por estos deplorables seres que usan sudaderas, o cuyas manicuras y bronceados están impecables. Scarlett eligió un papel arriesgado, para nada agradable, y sale airosa en la construcción de su mezquina Barbara, mientras que Joseph y toda su núcleo familiar, incluídos sus amigos, tienen ese aire pesado a Jersey que hasta puede resultar repelente. Misión cumplida, Joseph, si has querido crear una visión realista de esas costas tan iletradas.

No es increíblemente relevante, pero como opera prima, Don Jon le sirve a Joseph Gordon-Levitt de maravillas, para presentar sus capacidades cinéfilas poco exploradas en pantalla. Con poco de comedia y mucho de drama, es otra faceta del joven actor que promete mucho si sigue en esta senda directorial.