Entre sus manos

Crítica de Facundo J. Ramos - Toma 5

"Final feliz"

Nadie pone en duda su calidad actoral, ni mucho menos la buena onda que transmite por los distintos medios en los que de vez en cuando aparece. Joseph Gordon – Levitt es mucho más que una cara famosa y de a poquito se va ganando un merecido lugar dentro de Hollywood como la estrella que es.

Ahora bien, tampoco hay que ser exagerados ni chupamedias (algo que parece imposible dentro del medio) a la hora de hablar de la calidad de los trabajos en los que se ven inmersos esta clase de personas que, por alguna razón, tienen un aura especial que los destaca sobre el resto.

Las comparaciones son odiosas y los ejemplos sobran de que si a un artista, tanto la prensa como el público, le dan alas lo suficientemente amplias de forma injustificada terminará volando muy alto y la caída será estrepitosa y muy dolorosa.

Por eso hay que tomar con pinzas “Entre sus manos”, la opera prima de Gordon – Levitt como realizador, ya que se trata de un pequeño film que está lejísimos de rozar la excelencia y comete un error garrafal que como espectador uno no debe dejar pasar.

De todas formas, vayamos primero por lo positivo: “Don Jon” es un producto entretenido, que se disfruta de principio a fin siempre y cuando el único objetivo del espectador sea el de pasar un buen rato dentro de una sala de cine.

Con actuaciones solidas, como las de Scarlett Johansson y la de la siempre correcta Julianne Moore, “Entre sus manos” sigue los pasos de Jon (Gordon-Levitt), un joven vigorexico, católico, mujeriego y adicto a la pornografía que, precisamente por este último punto, tiene problemas a la hora de entablar una relación seria y a largo plazo con las mujeres.

El gran acierto de “Entre sus manos” es que, del mismo modo que su protagonista seduce a muchas mujeres y no se queda con ninguna, la película coquetea con géneros como la comedia romántica y el drama pero no se establece sólidamente en ninguno de los dos ofreciendo un resultado entretenido que por momentos también ayuda a la reflexión.

Sobre esto último, la intención es visible, ya que no en vano el film traza una excelente disyuntiva acerca de los efectos que pueden producir en las personas el meta mensaje que transmite tanto la industria de la pornografía como también la del mundo del cine, siendo ambos igual de perjudiciales.

No hay que ser ignorantes en esto: Es igual de peligroso que se retrate a las mujeres como ninfómanas y dispuestas a tener sexo de todas formas con cualquiera que se cruce en su camino (como lo refleja el porno), así como también que se las retrate como princesas cuyo único objetivo en la vida es enamorar a un hombre con dinero para ascender socialmente y tener una vida mejor (como suelen reflejarlo novelas, películas, obras literarias, etc).

Y ahí es donde está la punta del ovillo que sirve para desenmascarar el grosero error que comete “Don Jon” ya que critica algo que luego termina haciendo, solo que cambiando los sujetos (los hombres en vez de las mujeres) y los hechos (el amor en lugar del sexo).

Finalizar una película que, ni demasiado seria ni tampoco muy irracional, invita todo el tiempo a reflexionar sobre como el sexo (a través de todas sus instancias) puede distorsionar la vida de las personas con una especie de moraleja “Made in Disney” es un despropósito por el cual “Entre sus manos” deberá pagar un precio muy alto.

Opacando el “Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”, la opera prima de Joseph Gordon – Levitt como realizador se asemeja a un perro que se muerde su propia cola y entretiene porque da vueltas sobre sí mismo pese a ser, ingenuamente, un acto ridículo.