Entre Ríos: todo lo que no dijimos

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Luego de su paso por el BAFICI del año pasado (estuvo en la sección "Panorama"), le llega el estreno comercial en Buenos Aires a esta ópera prima de Nelson Schmunk de interesante recorrido festivalero: "Entre Ríos, todo lo que no dijimos". Historia sobre despedidas, balances, familia... pero fundamentalmente, secretos.
Aquellos que presuntamente son para cuidar, pero que lastiman, distancian, erosionan...Schmunk cuenta que el guión parte de un evento personal que propició la idea central del film, los momentos donde una abuela entra en la etapa de cierre de su vida y su querido nieto, Emanuel (Javier De Pietro, a quien viéramos en "Mariposa" de Marco Berger hace poco) llega para visitarla, y abordar ese tramo tan complejo.
Ella posee un diagnóstico de enfermedad desfavorable, pero se intenta que no haya energía puesta en ese hecho (una concreta partida), sino en que la anciana tenga su ánimo cuidado hasta el final. La mujer en cuestión, (jugada por una increíble Frida Herbes, actriz de increíble ductilidad, capaz de transmitir un compendio de emociones sólo con un par de gestos) es la figura destacada del film.
Esta abuela, recorre su campo con el hijo de su hija, y procura tener encuentros tranquilos y reflexivos sobre temas que la afectan, como son las raíces que la unen con la tierra, las dificultades de la vida en el árido medio rural y el valor de los lazos que uno genera con sus semejantes.Emanuel, quien debe ocultar lo que ya todos sabemos, posee además una cuestión que lo atraviesa en relación a un tema que necesita poner fuera y está relacionado con su sexualidad.
Por eso, con el devenir de su estancia en el lugar, comenzará a desarrollar severos cuestionamientos hacia la política de "presevar a través del silencio".
Los procesos introspectivos y la trama vincular, son elementos resueltos en forma efectiva por un guión de pocas palabras aunque siempre, las justas para dar relieve a la trama. Schmunk elige componer una atmósfera bucólica y pausada (con espíritu festivalero, me atrevo a decir), establece un microclima claro y sereno, apoyado en la estupenda fotografía de Martín Benchimol para lograr que su relato interese y convoque. Sí, probablemente para el público no acostumbrado al cine independiente local, el ritmo de la narración no se sienta tan "natural" , pero hay que reconocer que "Entre Ríos..." es una apuesta honesta y válida de un cineasta con gran futuro. A tenerla en cuenta.