Entre navajas y secretos

Crítica de Leonardo M. D’Espósito - Revista Noticias

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Hay un conjunto de cineastas que se desvive por las tramas enrevesadas. Creen -quizás tengan razón- que es divertido construir laberintos con el cine. Shyamalan o Nolan, por ejemplo, y Rian Johnson, el tipo que hizo una joya en Looper y un despropósito en Episodio VIII. Lo segundo, porque las tramas de Johnson requieren un mundo cerrado en sí mismo y carecen de épica grupal, mientras que todas sus películas giran en algún momento alrededor del autosacrificio (nada más contradictorio con el luminoso legado de Star Wars). Pues bien, aquí incluso eso de morirse en pos de un bien mayor -en parte la “llave” de Looper- es parte central de la broma, como lo son los cuentos de los mil herederos sospechosos de matar a un millonario, que se ve que le gustan. Uniendo un conjunto de actores con ganas de jugar, una trama que pide a gritos ser enrevesada para poder reírse de y con ella, una pericia técnica notable para filmar y, sobre todo, la ligereza necesaria para que todo cuaje como un bello juguete, Entre navajas y secretos confirma que Johnson aún es un cineasta a tener en cuenta. Lo de Ana de Armas es buenísimo (y lo de Daniel Craig, de paso, también: cómo sabe divertirse don James Bond). Es raro ver cómo un cineasta pretencioso baja (un poco) su ideal laberíntico para compartir con el espectador una partida de su juego favorito. Una película hecha desde y para el goce.