Enterrado

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Sin aliento

Creo que Enterrado es una buena película y, de hecho, así la estoy calificando. Sin embargo, debo admitir que, mientras disfrutaba de su minuciosa puesta en escena, de su sólido guión, de su impecable factura, de la creíble actuación de Ryan Reynolds, padecía en carne propia -casi hasta hacerme insoportable la experiencia- todo lo asfixiante y claustrofóbico de su propuesta.

He leído a varios críticos indignados ponerle bajos puntajes a este film con la siguiente pregunta: "¿Alguien puede disfrutar de ver a una persona enterrada en un ataud durante 90 minutos?". Si nos remitimos a la trama del film (Reynolds, efectivamente, es el único personaje y se la pasa una hora y media bajo tierra dentro de un cajón) podemos vivirla como un ejercidio de absoluto sadismo hacia el espectador, pero -al mismo tiempo- creo que esta segunda película del español Rodrigo Cortes (Contestantes), vaya paradoja, "respira" cine, ideas e ingenio.

Verdadero tour-de-force (para el actor, el equipo y el público), Enterrado se narra en tiempo real, en un sólo decorado y con el atribulado Paul -un camionero treintañero de Ohio que ha estado trabajando como contratista civil en Irak durante 9 meses- luchando contra el dolor físico (está herido), la falta de oxígeno, el calor, la progresiva descarga de la batería de su celular o de la llama de su encendedor. El teléfono le sirve para comunicarse con sus secuestradores (¿terroristas o simples delincuentes?), con sus patrones, con el FBI, con un especialista en casos de rehenes y, sin demasiada suerte, con su familia.

Uno puede creer que es imposible sostener una narración de 90 minutos en semejantes condiciones sin ser aburrido o reiterativo, pero Cortés-Reynolds, el guionista Chris Sparling y compañía (hay un gran trabajo del joven fotógrafo catalán Eduard Grau, ya elogiado por su labor en Sólo un hombre) logran la proeza de hacer el film bastante entretenido (en el medio, es cierto, apelan a algunos elementos algo forzados y bastante discutibles) y trasladan el martirio del anithéroe hacia un espectador que deberá compartir la desesperación y la experiencia física y psicológica extrema de un film por demás inquietante, agobiante e incómodo.

Otro aspecto interesante de Enterrado es su ácida crítica (con un dejo de ironía) a las miserias de empresas, funcionarios y profesionales ligados al holding económico-militar. A veces, los burócratas pueden resultar tan o más peligrosos incluso que los más desalmados terroristas.