En primera plana

Crítica de Emiliano Fernández - A Sala Llena

La fraternidad de los pederastas.

Así como no siempre la novedad es sinónimo de efervescencia creativa, de la misma forma una ejecución sensata de premisas añejas suele jugar a favor de la obra en cuestión. En este sentido, se podría decir que En Primera Plana (Spotlight, 2015) no abre horizontes inéditos en lo que respecta al rubro “películas sobre investigaciones intrincadas”, una dialéctica narrativa muy querida por los cinéfilos con el corazón volcado al suspenso, no obstante el film respeta cada una de las reglas de oro del apartado y hasta lo hace con elegancia y mucha serenidad, dos condimentos que parecían haberse esfumado del mapa mainstream de los últimos años. Quizás no resulte del todo preciso afirmar que aquí no hay detalles originales porque de hecho la propuesta pretende analizar con herramientas ya conocidas un ámbito poco explorado por el séptimo arte, por lo menos en lo que atañe a este subgénero.

Obviando la perspectiva melodramática y concentrándose en un equipo periodístico de The Boston Globe, En Primera Plana hace por los thrillers de trasfondo religioso -hoy acerca del hobby principal de la Iglesia Católica, el abuso de menores- lo que Todos los Hombres del Presidente (All the President’s Men, 1976) hizo por los thrillers políticos, El Informante (The Insider, 1999) por los corporativos y Zodíaco (Zodiac, 2007) por los policiales. Vale aclarar que si bien en el elenco hay figuras como Michael Keaton, Mark Ruffalo, Rachel McAdams, Stanley Tucci o Liev Schreiber, el peso de la historia es colectivo y se atomiza entre todos, evitando los personalismos y el endiosamiento de los protagonistas, rasgos que no funcionan en proyectos como el presente y que complementan el anclaje de muchos films testimoniales de Hollywood como Erin Brockovich (2000) o Michael Clayton (2007).

El contexto general queda fijado durante los primeros minutos de metraje, con un nuevo editor, Marty Baron (Schreiber), tomando el control del diario en 2001, y con un fantasma alrededor de su llegada, centrado en posibles despidos en pos de hacer rentable a la edición impresa frente al avance irrefrenable de Internet. Pronto a Baron le llama la atención una columna sobre el cura pedófilo John Geoghan, que violó a 80 niños a lo largo de varias décadas, y el abogado de las víctimas, Mitchell Garabedian (Tucci), quien dice que el Cardenal Law, el Arzobispo de Boston, sabía de los crímenes y aun así decidió proteger a Geoghan y encubrir el asunto. El editor le asigna el caso al equipo Spotlight, especializado en investigaciones a largo plazo, lo que deriva en el descubrimiento de que el 6% de los sacerdotes abusan de pequeños, unos 90 clérigos sólo en la zona metropolitana de Boston.

La película adopta una construcción dramática sutilmente in crescendo en torno a un relato coral basado en las interrelaciones entre los integrantes de Spotlight, léase el responsable máximo Walter Robinson (Keaton) y sus subordinados Mike Rezendes (Ruffalo), Sacha Pfeiffer (McAdams) y Matt Carroll (Brian d’Arcy James). La trama esquiva esa pomposidad tan habitual en el retrato de esta clase de aventuras periodísticas y privilegia en cambio la mundanidad de la pesquisa, en la que los pros y los contras se acumulan desde el comienzo (lejos de los engranajes más burdos de esa espiral autoconclusiva que domina en buena parte de la industria). Así las cosas, pasamos del atolladero de la dinámica judicial y los problemas para dar con los registros públicos a las entrevistas con los involucrados y el viejo arte de obtener confesiones para delitos de este tipo, que resultan difíciles de probar.

Por suerte Tom McCarthy, el realizador y guionista detrás de la faena, sabe cómo apuntalar un tono simple pero cumplidor, capaz de mantener en la misma sintonía a todos los actores y profundizar en cada tragedia individual desde un humanismo concienzudo con algunos raptos de efusividad, como ya lo demostró en las interesantes The Station Agent (2003), Ganar Ganar (Win Win, 2011) y Visita Inesperada (The Visitor, 2007), la cual -hasta este momento- era su mejor obra. Un elemento bizarro, que eleva a la propuesta de manera indirecta, es que McCarthy viene de dirigir En tus Zapatos (The Cobbler, 2014), un opus desconcertante que rankea en punta en la triste filmografía de su protagonista Adam Sandler; circunstancia que trae a colación la destreza del cineasta para sacar provecho de lo que tenga a mano, sea una comedia freak o la denuncia de una fraternidad de pederastas…