En el tornado

Crítica de Gustavo Castagna - Tiempo Argentino

El viento sopla fuerte

Ya pasaron más de cuatro décadas de las iniciales películas del cine catástrofe y, con mínimas variantes, las recetas siguen siendo las mismas. Desde la lejana Terremoto (1974) y aquella tontería del sonido "sensurround", esta clase de films apela a una receta habitual, construyendo personajes y situaciones estereotipadas en medio de una hecatombe producida por la naturaleza. Claro que desde los efectos especiales a pura artesanía, con maquetas incluidas, hasta las imágenes digitales de hoy, se ha crecido de manera desmesurada. Pero, tales avances de la tecnología solo actúan de manera encubierta para disimular la pobreza de las historias. Por esos caminos anda En el tornado, otra debacle de la naturaleza que soporta un pueblo que pronto volará por las aires en más de una ocasión. Un padre y sus dos hijos, una especialista en el tema (Sarah Wayne Callies de Prison Break y The Walking Dead), un demente que construyó un automóvil-fortaleza para parar la cosa y un par de idiotas que parecen parientes de los idiotas de Jackass son algunos de los remiendos de personajes que fluctúan en la hora y media de En el tornado. Por supuesto que las escenas donde los vientos soplan fuerte producen impacto y sorpresa, pero la receta deja de funcionar cuando la película describe situaciones de manual y personajes menos que esquemáticos. En los 90, cuando surgió Twister de Jan De Bont, sin tratarse de una obra maestra, había un apego al clasicismo de la narración y una historia que buceaba entre la tradición y la modernidad. Con En el tornado sólo se espera que aparezca el próximo ventarrón y se lleve a todos de una buena vez.