El viaje más largo

Crítica de Javier Porta Fouz - La Nación

Un eficaz romance con el sello Sparks

El camino más largo corre con ventaja: es otra película basada en un libro de Nicholas Sparks y difícilmente podría llegar a ser peor que Lo mejor de mí, estrenada localmente hace sólo cinco semanas. A pesar de esa ayuda comparativa, su afiche -digno de una publicidad de cigarrillos de los ochenta- y su duración -más de dos horas- hacían temer otra catástrofe. Pero no.

La película empieza con un jaripeo, es decir, una monta de toros. Y, como en el recomendable documental de graduación mexicano La palomilla salvaje, entramos en la lógica y en la adrenalina del rodeo. El jinete es Scott Eastwood (hijo de Clint), quien por momentos es exhibido como en una publicidad de calzoncillos. Con la herencia genética recibida, presente en la sonrisa y en la firmeza del gesto, no necesitaba más adornos ni tantos planos de aviso de perfume en un loft. La historia (esto es Sparks) es otra vez doble: una pareja del presente en Carolina del Norte -el country boy y la estudiante de arte contemporáneo- y una pareja judía del pasado (ella, inmigrante vienesa, también apasionada por el arte contemporáneo). Hay diversos problemas, impedimentos, casualidades, vueltas para encontrarse definitivamente, música que puede llenarnos de miel y dejarnos los oídos pegoteados, frases de un romanticismo entre épico y aplastante, y toda la maquinaria aceitada en automático para mantener un ritmo eficiente y lograr un relato que, más que adocenado, podría decirse que es de una feliz inocencia narrativa.

El camino más largo festeja su absoluta incapacidad para innovar y celebra con orgullo sus clisés. Así, sin apartarse de su camino, llega a un final coherente con su desarrollo. Más allá de algunos méritos y curiosidades actorales y de vibrantes y tensionantes momentos de rodeo (puestos en escena con claridad), lo más destacable de la película es la convicción con la que se asume como golosina industrial sin querer ser jamás un plato sofisticado ni traicionar las expectativas. A veces, saber ubicarse es un mérito nada desdeñable.

ACTORES Y FAMILIAS

En El camino más largo no sólo actúa Scott, uno de los hijos de Clint Eastwood. En el elenco, hay más parientes de grandes nombres del cine: Oona Chaplin es la hija de Geraldine Chaplin y nieta de Charles (su abuela, también llamada Oona, era hija del dramaturgo Eugene O'Neill). Por su parte, Jack Huston es el nieto del legendario director John Huston (El tesoro de Sierra Madre, La reina africana, El juez del patíbulo), y sobrino de los también actores Anjelica y Danny Huston. Su padre Tony adaptó como guionista a James Joyce para la que sería la última película del director, Desde ahora y para siempre. Y como si todo esto fuera poco, la protagonista, Britt Robertson, es prima lejana de Elvis Presley.