El vengador del futuro

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Golpe de adrenalina

Philip K. Dick murió poco antes de que Ridley Scott estrenara Blade Runner (1982), basada en su ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de la que apenas pudo ver unas imágenes. Verdadero padre de la ciencia ficción, los estados alterados de la mente (probó con las drogas y padeció esquizofrenia) y los gobiernos autoritarios son moneda corriente en sus relatos. Y en casi todos los que fueron adaptados -la mayoría, mal- al cine.

Es que el universo de Dick no es sencillo. Su escritura, tampoco. Paul Verhoeven, allá por 1990, estrenó la primera El vengador del futuro ”, sobre Podemos recordarlo por Usted al por mayor (1966), con Schwarzenegger viajando a Marte y no sabiendo bien quién era. Otro tema recurrente en Dick: las distintas personalidades, el desconocimiento de saber quién se es.

Ahora Len Wiseman ( Inframundo ) se abocó de nuevo a Dick, pero le dio más vueltas aún, dejando el relato más como una película de acción que preocupándose por las cuestiones metafísicas de Dick.

Aquí no hay Marte, sí dos mujeres peleando por el mismo hombre, que no sabe quién es. Tras una guerra química, en la Tierra sólo quedan habitables la Federación Unida de Bretaña y La Colonia. Los obreros oprimidos trabajan en La Colonia y viajan diariamente a la FUB en La caída, una especie de tren subterráneo. Hartos de no tener independencia y de la desigualdad, planean rebelarse. Y Doug (Colin Farrell), que trabaja fabricando robots, al intentar implantarse en el cerebro como un juego una nueva personalidad, termina aniquilando él solito a una decena de policías. Parece que Doug no es Doug, sino Carl, mano derecha del líder revolucionario a quien le implantaron otras memorias, cree estar casado con una policía (Kate Beckinsale, esposa del director), pero ella sólo quiere manipularlo y entregarlo a las autoridades autoritarias.

La otra mujer que lo quiere es el papel que juega Jessica Biel, rebelde con causa y que parece tener algo más de carne que la curvilínea Beckinsale.

Farrell había actuado en Minority Report , de Spielberg, también sobre Dick. Aquí funciona como el héroe que quiere poner las cosas claras aunque no sepa quién es.

Antes de dirigir Inframundo, también con su esposa, Wiseman se ganaba sus dólares como director de arte, en filmes como Día de la Independencia . Se entiende, entonces, la calidad y el peso específico que tienen las ciudades, con sus autopistas y sus construcciones y ascensores que se desplazan de manera vertical u horizontal.

Visualmente El vengador del futuro no tiene falencias. Le falta espesor dramático. Con policías sintéticos, mucha lluvia y orientales, elementos que conjugan para un filme plagado de persecuciones bien filmadas, pero que sólo aportan adrenalina momentánea.