El último duelo

Crítica de Tomás Ruiz - EL LADO G

Ridley Scott y su producción medieval que opaca a la cartelera plagada de secuelas

El mítico director regresa a las películas largas y dramáticas para contar una historia cargada de drama, agenda política y actuaciones soberbias.

En medio de una época en donde la cartelera de los cines del mundo entero están plagadas de secuelas y spin offs, de universos extendidos y de remakes o reboots de grandes clásicos, Ridley Scott (Gladiador, Alien, The Martian, Etc), se encarga de llevar a la gran pantalla una historia verídica sobre dos hombres (Matt Damon y Adam Driver) se baten a duelo por una mujer (Jodie Comer) ante los ojos del Rey Carlos VI y los oídos de toda una nación.

Ahora claro, contado así uno puede inducir que la película no tiene ningún aspecto demasiado sorprendente y que el foco estará puesto en un combate sangriento y mortal entre dos buenos actores y en donde la destreza física y las coreografías será la única interesante. Bueno, para fortuna de aquellos que prefieren una historia bien contada, Ridley Scott se luce dirigiendo una película que tiene cómo foco principal un duelo, pero no uno de espadas, sino un duelo de honores, de verdades y de creencias, en donde el hecho en sí que produce ese gran duelo a muerte entre Damon y Driver es sólo el perfecto desenlace de una historia que es contada desde tres puntos de vista diferentes pasando por todos los estados posibles. Ahí es donde la verdadera virtud de la película se asoma y una vez que el espectador logra entrar de forma total a la historia no hay retorno y la atención es total. A tal punto la narrativa es tan precisa y exacta que sus dos horas y media de duración apenas se sienten y al llegar al clímax uno quiere ver más y seguir experimentando dentro de este mundo medieval, de caballeros, reyes, escuderos y traiciones. Por supuesto que al tratarse de una época violenta, en todos los sentidos posibles, todo lo que se muestra tiene ese todo “violento” y sin pelos en la lengua. Si bien el subtexto es algo que bien podría pasar, y pasa lamentablemente, aún en nuestros tiempos su visceralidad lo hace atractivo y capta al instante al espectador.

Algo no tan positivo para la historia, que igualmente luego termina siendo anecdótico, es que su primer acto es un tanto confuso en cuanto a ubicarnos históricamente y hay muchos saltos en el tiempo que no permiten afianzarse con la historia, lógicamente con tal los minutos pasan y la historia avanza esas dudas se disipan y esas primeras sensaciones no tan positivas quedan en el olvido. Lo mismo sucede con la caracterización de los personajes que en un comienzo dan la impresión de ser algo exageradas, sobre todo en los looks de Matt Damon y Ben Affleck– sobre todo este último- pero que por cómo está contada la historia y si bien impresiona a cada momento uno se acostumbra y lo acepta (aunque siempre termina haciendo ruido)

Las actuaciones son un pilar fundamental en The Last Duel. Cada uno de los actores y actrices involucrados están a la altura de las circunstancias y logran performances casi inolvidables, rompiendo con lo usual de sus rangos y creando sensaciones confusas en sus respectivos fanáticos. Comenzando con la estrella en ascenso, en cines, de Jodie Comer que con un personaje mucho más sutil que el resto demuestra todas sus cualidades en el momento en el que cambia radicalmente esa sutileza por una de las actuaciones más dramáticas y duras que se hayan visto en el último tiempo. Luego está el trío de actores compuesto por Ben Affleck, Matt Damon y Adam Driver de los que ya se conocen todas sus aptitudes y puntos débiles pero el que más se destaca de ellos es Driver, por el rol que le toca ocupar y por cómo se diferencia este papel del resto de su carrera. Lo que él logra es impresionante a tal punto de ser irreconocible para con la audiencia, un gran cambio para él y aún más alentador todavía sabiendo que este año aún falta ver una nueva película suya, también con Ridley Scott como director, Son Of Gucci (2021).

El Último Duelo es una gran película épica medieval que por fortuna no sólo aprovecha su nivel visceral de violencia para mostrar peleas sangrientas sino que esa violencia se ve representada en hechos más “comunes y normales” que eran para la época y logra un viaje inmersivo total a otros tiempos, pero que a fin de cuentas habla sobre temas reales de estos tiempos y no se calla nada, todo lo contrario, propone que se grite y que se haga fuerte estruendosamente. Definitivamente una de las películas del año.