El triángulo rosa y la cura nazi para la homosexualidad

Crítica de Gustavo Castagna - Tiempo Argentino

Otro rostro para el horror

Poca información se conocía sobre el trato y las experimentaciones con homosexuales en los campos de concentración del nazismo. Menos aun se sabía de Carl Peter Vaernet, médico danés que experimentó con prisioneros en Buchenwald, uno de los tantos centros del horror. El triángulo rosa y la cura nazi para la homosexualidad presenta semejante tema a través de material informativo, entrevistas a científicos y una elección de punto de vista a cargo de un investigador ficticio. La descripción que se hace de Vaermet, quien luego del ocaso nazi trabajó en el Ministerio de Salud en Argentina, además de ejercer la medicina en un instituto privado, oscila entre sus datos personales y su labor pública, momentos en que el documental se plantea hasta dónde puede llegar la mente de un individuo al trabajar de manera consciente para el mal. Si la documentación resulta más que valiosa para conocer una parte casi desconocida de aquel terror, la forma en que transmite el discurso no va más allá de un informe televisivo con sus correspondientes relatos a cámara entremezclados con imágenes de archivo y escenas que complementan los objetivos de la película.
Los últimos minutos del trabajo de Jasper y Steinberg conectan aquel pasado con la actualidad política e institucional de Argentina, al mostrarse imágenes sobre la promulgación en julio de 2010 del matrimonio igualitario. Allí el documento desplaza su carácter histórico para convertirse en un institucional urgente sobre los últimos tiempos, donde aquel asesino con varios diplomas, dispuesto a curar “la enfermedad”, se convierte definitivamente en una foto en blanco y negro detenida en el tiempo.