El tiempo contigo

Crítica de Santiago García - Leer Cine

Para el público occidental que no conoce el cine japonés, la idea del animé está acotada a la televisión y a los films de Hayao Miyazaki, si acaso lo conoce. Gracias a la estética que le imprimió el animador Osamu Tezuka a sus personajes, en occidente aun se sorprenden cuando aparecen personajes de animé con grandes ojos redondos. Pero el animé es mucho más que dos o tres lugares comunes y series de televisión. La cartelera en los cines de Japón ofrece un número elevado de películas de animación de todos los géneros posibles. Gracias a los cambios tecnológicos en la exhibición del cine, en la era digital el estreno en salas argentinas de títulos del animé actual es algo cada vez más frecuente.

Tal es el caso de El tiempo contigo (2019) dirigida por Makoto Shinkai, director y guionista del cual ya hemos visto Your Name (2016) también estrenada en salas de cine. No se trata de films para niños, su público a partir de los adolescentes, tal vez el público para el que han sido pensados estos títulos En El tiempo contigo la temática, las imágenes y la historia no tienen vínculo alguno con el público infantil. Para los adultos que no conocen el cine japonés y no están acostumbrados, puede ser raro ver una película de fantasía, de animación, que no sea para niños. Shinkai vuelve a desplegar una prodigiosa animación en este film que vuelve a tener un cargado melodrama romántico en el centro de la trama.

El estudiante de secundaria Hodaka Morishima deja su hogar lejos de las grandes urbes y se muda a la ciudad de Tokio. No sabemos porque huyó, pero si la ciudad de Tokio le da miedo, lo que dejó atrás debe ser peor. Aislado del mundo, sobrevive como puede, hasta que finalmente se encuentra un trabajo como escritor para una revista de baja categoría en donde le encargan un artículo sobre leyendas urbanas. En una ciudad siempre lluviosa, investiga el mito de la Chica del sol, jóvenes capaces de parar la lluvia en lugares puntuales a partir de una plegaria. Así descubre que la joven Hina Amano, a quien ya había conocido por ayudarse mutuamente en los peores momentos, es una chica del sol. Hodaka y Hina deciden utilizar su asombrosa habilidad para poder ganar un poco de dinero, pero las cosas no serán tan ideales como parecen.

El realizador tiene la destreza para hacer convivir la crudeza de la vida del protagonista con una decidida apuesta a la fantasía y la poesía visual. Momentos muy duros se mezclan con otros de humor, ligereza y belleza. Una combinación tal vez imposible de lograr en una película que no sea de animación. El animé sigue siendo un espacio de gran calidad artística y libertad creativa. No son películas políticamente correctas y su apuesta al exceso no hace más que mejorarlas. La pasión por el melodrama es una condición común en mucho de estos films. El romanticismo adolescente retratado con talento visual y valor cinematográfico.