El teléfono negro

Crítica de Santiago García - Leer Cine

El teléfono negro (The Black Phone, Estados Unidos, 2021) ha sido uno de los grandes títulos del cine de terror de la temporada. Su impacto fue instantáneo y en Estados Unidos las primeras funciones de prueba convencieron al estudio Blumhouse que era mejor estrenarla en la temporada alta.

La película transcurre a finales de la década del setenta en Colorado. Hay niños que desaparecen y un villano que pronto sabremos quién es quién realiza estos secuestros. Pero recién conoceremos a este criminal monstruoso cuando secuestre a Finney Blake, un chico tímido e inteligente de trece años, para quien la vida cotidiana ya era bastante difícil antes de ser la nueva víctima del criminal conocido como “El raptor” (interpretado magníficamente por Ethan Hawke).

Pero aunque muchas cosas suenen conocidas, El teléfono negro no es una película de terror tradicional y se distingue claramente del promedio. El director elige una narración de época que le da a la película una estética de los setenta y en ese marco muestra una sociedad violenta, peligrosa, llena de riesgo para los niños. Para cuando nuestro asesino aparezca, nosotros ya estamos sensibilizados por ver violencia en la escuela, ver al padre viudo y alcohólico (Jeremy Davies) de Finney maltratarlo a él y su hermana Gwendolyn (Madeleine McGraw) a quien golpea salvajemente con su cinturón. Al uso de otros grandes clásicos del género, el espectador tiene la vulnerabilidad necesaria para recibir lo que viene después y que lo afecte. Claramente el peso de la película está en este armado de los primeros veinticinco minutos de narración.

El giro de la trama ocurre cuando Finney, encerrado en un sótano, reciba llamados a un teléfono negro que está en la pared y que en teoría no funciona. Son las otras víctimas que lo llaman e intentan ayudarlo a que escape. Pero esas víctimas ya están muertas, por lo cual se le agrega a la película todo un costado fantástico que completa un efectivo conjunto de ideas que encajan perfectamente. Aunque no se note, la película es bastante sencilla a nivel producción, ya que la mayor parte transcurre en una locación. También hay que mencionar que la hermana del protagonista, fervorosamente religiosa, recibe información en sueños, algo que el padre rechaza pero que tal vez sea una clave para atrapar al secuestrador.

El teléfono negro tiene más ambición que la mayoría de los films de terror pero no nunca pretenciosa, a pesar combinar temas muy complicados con inteligencia y ofrecer un retrato de aquellos años de asesinos seriales con mayor sutileza y profundidad que muchos títulos vinculados a esta temática. Una vez más, a pesar de no tener verdadero interés en los films de terror, Ethan Hawke tiene un papel que funciona y que de alguna manera genera sentimientos encontrados por estar interpretado por alguien como él. Pero es otra de las muchas decisiones correctas que toma el director, productor y guionista Scott Derrickson, verdadero artífice de la película.