El sorprendente Hombre Araña

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Entre 2002 y 2007, Sam Raimi y su pareja protagónica (Tobey Maguire y Kirsten Dunst) concretaron una trilogía que empezó de la mejor forma y terminó de manera no tan convincente. Cinco años más tarde, Columbia y Marvel proponen lo que en la jerga de Hollywood se conoce como reboot. Este "reinicio" tiene que ver -claro- con contar de otra manera, con renovados recursos, la misma historia; es decir, remontarse a los orígenes del elástico superhéroe arácnido para desarrollar luego una nueva saga.

Para esta película se eligió -para sorpresa de muchos- a un director con mínima experiencia en cine (y nula en el terreno de los blockbusters de Hollywood). Realizador de la notable comedia romántica 500 días con ella , Marc Webb construye -sobre todo en la primera mitad- una más que aceptable película de escuela secundaria (la segunda parte, por supuesto, cede a las convenciones de toda historia de superhéroes con el enfrentamiento con el villano de turno y el despliegue de todo el arsenal de efectos visuales e impacto en 3D).

En la zona más cómica, intimista y romántica del film (esa que Webb parece preferir por sobre las otras), se lucen el nuevo Peter Parker (Andrew Garfield, visto en Red social ) y Gwen Stacy (la siempre dúctil y simpática Emma Stone), bien acompañados por Rhys Ifans (el doctor Curt Connors devenido en El Lagarto) y por la dupla Martin Sheen-Sally Field (los tíos que crían a Peter).

Pero, más allá del inevitable déjà-vu que implica ver-otra vez- la desaparición del padre del protagonista, la picadura de la araña, el descubrimiento de los superpoderes, la transformación de adolescente conflictuado en héroe responsable y un largo etcétera, El sorprendente Hombre Araña regala varias secuencias memorables por su utilización del humor (como cuando el protagonista descubre que se queda pegado a todo tipo de superficie), por su sensibilidad (el niño que se pone la máscara cuando el auto que ocupa está a punto de caer de un puente), o por el sabio uso de los dobles de riesgo en las escenas "físicas" y de las imágenes tridimensionales para aprovechar toda la profundidad de campo en las tomas panorámicas.

La estrategia de marketing para reflotar el personaje es contundente y puede generar cierto resquemor entre el público más veterano (no así entre los niños y adolescentes que no conocen tanto el cómic ni los films previos), pero lo cierto es que la película -aún con ciertos lugares comunes y con sus algo excesivos 136 minutos- resulta un producto bastante sólido, noble y eficaz. Si algo queda claro, entonces, es que hay Hombre Araña para rato.