El sobreviviente

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Pecados de guerra

Las buenas películas de guerra no son las que enfrentan a un bando contra otro. Esas, hoy por hoy, son simples videojuegos llevados a la pantalla. Los filmes de guerra plantean dilemas morales. Pueden ser en lucha cuerpo a cuerpo como en la original 300, o como Nacido para matar, de Kubrick, Rescatando al soldado Ryan, de Spielberg, o Pecados de guerra, la bastardeada primera película de horror real que hizo Brian De Palma.

Con todas ellas El sobreviviente tiene un punto en común. Es la de provocar discusiones éticas, la de poner delante de la táctica el valor humano. La de preguntarle al espectador, a punta de pistola, si lo que hicieron los cuatro soldados en Afganistán estuvo o no correcto.

Porque si en la vida las decisiones que uno toma pueden parecer fundamentales, pregúntenle a un combatiente si lo son en plena guerra.

El sobreviviente se basa en un best seller cuyo título adelanta demasiado. Marcus Luttrell fue uno de los cuatro del minipelotón que participó como avanzada en la misión Alas rojas, que en 2005 los llevó a trepar una montaña, y avistar donde estaba el líder talibán Ahmad Shah para eliminarlo. Pero tres pastores se toparon con ellos. A partir de ahí, el cuarteto tuvo tres opciones. Ataban a los afganos indefensos, por lo que morirían de frío o devorados por los lobos y seguían con su misión; los soltaban y obligaban a descender, ellos ascendían e intentaban desde allí dispararle a Shah. La tercera era eliminar el peligro de cuajo. Matarlos.

Los militares, más que democráticos, se rigen por una escala de mandos, y aquí alguien toma una decisión, errada o no. Eso es lo que plantea el filme al espectador.

Porque por más que la bandera flamee al comienzo, llega un momento en que El sobreviviente deja el patrioterismo de lado, abandona lo propagandístico y se transforma en eso, un acto de supervivencia, que si atrapa es porque el director Peter Berg tiene bravura a la hora de filmar los constantes tiroteos entre 140 talibanes y los cuatro estadounidenses.

Para llegar a ese momento, Berg se preocupó en mostrar la camaradería -como, desde otro punto de vista, Kubrick en la citada Nacido para matar- y no evade clisés. Tan cierto como que los guerreros extranjeros donde ponen el ojo ponen la bala, y los talibanes precisarán muchas más municiones para herir y terminar con los SEAL.

Mark Wahlberg asumió el rol protagónico, y también la producción de la película. Que es violenta, tiene tensión. Y que, basada en un hecho real, parece de película.