El rito

Crítica de Matías Orta - A Sala Llena

Volvieron las películas sobre exorcistas. Ya se veía venir el año pasado, con el estreno de El Último Exorcismo, filmada en clave de falso documental.

Si bien El Rito está contada de manera clásica, también llega para tratar de aportar su grano de arena al subgénero.

Harto de los malos recuerdos que le genera trabajar en una funeraria junto a su padre, Michael (Colin O'Donoghue) decide estudiar para convertirse en sacerdote. Pero cuando está por abandonar la carrera, es convocado para asistir a un curso de Exorcismo en el Vaticano, ya que en la santa Sede planean formar a una nueva generación exorcistas que operarán en distintas partes del mundo. En paralelo a las clases, un Michael cada vez menos entusiasmado por la religión conocerá al Padre Lucas (Anthony Hopkins), un veterano en el arte de expulsar demonios. Al principio, el joven no cree en los que ve durante los exorcismos y pretende encontrarle explicaciones científicas y psicológicas. Pronto descubrirá que el Mal existe, y que anda tras él y el Padre Lucas.

Sin dudas, la mejor película sobre el tema sigue siendo El Exorcista, seguramente la película más aterradora jamás filmada y un clásico del cine todo. Pero El Rito, sin siquiera ubicarse algunos escalones abajo del film dirigido por William Friedkin, es uno de esos dignos “productos a la sombra de”. Al igual que El Exorcismo de Emily Rose (y de la alemana Réquiem), el hecho de estar inspirada en episodios reales nos lleva a pensar que puede pasar aquí y ahora.

Pero hay algunos puntos en común con El Exorcista. Michael, como el Padre Karras (Jason Miller), vive perturbado por episodios familiares y no deja de cuestionarse la fe. Y en determinado momento termina formando equipo con un experimentado en la materia, como Karras con el Padre Merrin (Max Von Sidow), quien venía de tener confrontaciones fallidas con los discípulos de Satán. En ambos films, el joven y el anciano son puestos a prueba por el Mal.

El director sueco Mikael Håfström no es ajeno al género fantástico: hizo Leyenda de Fantasmas en su país natal, y la subvalorada 1408 en Estados Unidos. Se nota que sabe crear climas de suspenso y de extrañeza, con golpes de efectos nada novedosos pero siempre efectivos. Se nota más que nada en las escenas de exorcismos —que generalmente involucran a niños y adolescentes, para no perder la costumbre—, y en las visiones de Michael.

Durante las entrevistas por este film, Anthony Hopkins dijo que su personaje del Padre Lucas era el mejor que le había tocado interpretar desde el de Hannibal Lecter. Pero en realidad se acerca más a esas actuaciones que el galés parece ejecutar con piloto automático. No está mal el viejo Anthony, pero tampoco es una labor comparable a la del refinado caníbal.

Por su parte, el irlandés Colin O'Donoghue está correcto como el conflictuado joven sacerdote. Toby Jones y Ciarán Hinds aportan lo suyo en papeles mínimos, y Alice Braga encarna a una periodista que tampoco puede escapar de traumas personales. Ah, y no nos olvidemos de la voluptuosa Maria Grazia Cucinotta, que en una época era invitada a festivales de cine argentinos casi tanto como Geraldine Chaplin.

El Rito difícilmente se convierta en un clásico, pero funciona como pasatiempo con sustos incluidos. Y además, nos hace pensar en el Diablo, que puede estar junto a vos ahora mismo, contemplándote leer esta crítica, listo para desaparecer cuando gires tu cabeza para mirar atrás.