El quinto poder

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Con el fresco antecedente de “Red Social” (USA, 2010) de David Fincher y Aaron Sorkin y “Jobs”(USA, 2013), el realizador Bil Condon, se aleja de los vampiros y hombres lobos de la saga Crepúsculo y se mete de lleno con un personaje polémico como Julian Assange en “El Quinto Poder”(USA, 2013).
Apoyándose en las excelentes actuaciones de Benedicto Cumberbatch (Assange) y Daniel Bruhl (que de Niki Lauda en “Rush” aceleró a fondo hasta esta interpretación de Daniel Berg) y un reparto de estrellas secundarias como Laura Linney, Carice van Houten y Stanley Tucci (a no sorprenderse si estos nombres aparecen en las ternas de la próxima temporada de premiaciones) el director arma un dinámico y “moderno” relato sobre los orígenes de la red que desnudó miles de secretos políticos hasta convertirlo en una cuestión de estado Wikileaks.
Este biopic, inspirado en los libros “Inside WikiLeaks” de Daniel Domscheit-Berg y WikiLeaks de David Leigh y Luke Harding, logra cumplir con el cometido de entretener e informar a aquellos que desconocían o sabían pero no tanto en profundidad las idas y venidas de este proyecto. Posee una secuencia inicial que transita la historia del periodismo y la circulación de la información de antología.
En “El quinto poder” Julian Assange es presentado como el nerd que con una infancia infeliz encontró en la programación una vía de escape para su soledad y de grande entendió su capacidad de liderazgo nato basándose en su poder de persuasión y seducción.
A lo largo del metraje frases como “la gente es leal hasta que no le conviene más” ó “sólo alguien obsesionado con sus propios secretos pudo obsesionarse con revelar los secretos de los demás” van perfilando a Assange como alguien extremadamente paranoico y desconfiado. Hasta polarizarlo y rivalizarlo con Daniel Berg.
Berg es caracterizado como alguien con los pies en la tierra que entiende que más allá del “revelar” todo habrá consecuencias positivas y negativas y que algunas decisiones deben ser mejor pensadas.
Este punto de quiebre entre ambos surge cuando acceden a los cientos de miles de documentos en un CD de “Lady Gaga” entre los que se encuentran irregularidades en fondos de campaña de Sarah Palin y en ataques aéreos a Bagdad en la guerra de Irak, para citar sólo 2 de las “filtraciones”.
Condon podría haber escogido la tradicional película testimonial, pero en vez de eso construye un adrenalínico thriller en el que nada nunca es lo que parece, y además logra volar con algunas escenas y espacios que construye, como el “no espacio”, el back de “Wikileaks” en el que Assange y Berg desatarán una lucha de poder por controlarla.
Película cosmopolita, de grandes ciudades (Berlín, Londres, Nueva York, París, etc.) y de defensa extrema de la apertura del derecho a la información y la revolución del periodismo como propulsor del fin del velamiento de la verdades “El quinto poder” es una nueva oportunidad de acercarnos a personalidades polémicas como la de Assange, alguien que ha utilizado sus conocimientos para promover la descentralización del poder y de la comunicación.