El precio del mañana

Crítica de Fredy Friedlander - Leedor.com

"Time is Money" en el original y su traducción literal en castellano habría sido nombres más imaginativos para un film con excelente guión

“El precio del mañana”, título local poco imaginativo del original “In Time”, desmerece una película cuyo primer y gran atributo es partir de una idea sumamente original.

Acostumbrados, casi se podría decir resignados, a ver películas que parecen copiadas unas de otras y/o remakes de éxitos del pasado, cuál sería nuestra sorpresa al encontrarnos con una que sale totalmente del molde anterior.

No parece casual la elección de Andrew Niccol como director del presente estreno ya que los dos primeros títulos de su corta filmografía, “Gattaca” y “SimOne”, pertenecen al mismo género que ésta.

La ciencia ficción posee diversas vertientes dentro de las cuales las obras (y películas) sobre el futuro ocupan un importante lugar aunque no siempre con resultados elogiables.

Imagine el espectador un mundo donde ya no circula el dinero y donde dicha mercancía ha sido reemplazada por el tiempo del que dispone cada uno de nosotros. Agréguese a esto que, como forma de combatir el crecimiento demográfico, todos los seres humanos estarán “programados” de igual manera. Y que tendremos la misma posibilidad de vivir primero 25 años y a partir de allí un año más pues comenzará a funcionar en nuestro brazo una especie de contador digital en que será posible ver como decrecen los días, horas, minutos y segundos de vida que nos quedan.

Claro que el año de vida restante se verá reducido cada vez que consumamos ya que la única forma de pagar por un servicio o producto será usando los minutos disponibles. Y habrá también inflación y de golpe un café duplicará el número de minutos necesarios para su consumo.

La trama es muy ingeniosa y difícil de resumir en el texto, pero anticipemos que habrá formas, muchas “non sanctas”, para conseguir años, días o horas de nuestros vecinos!.

Habrá también un héroe, como es común en obras del cine fantástico. Su nombre es Will Salas y quien lo personifica es Justin Timberlake (“Red social”, “Malas enseñanzas”, “Amigos con beneficios”), en un personaje que bien podría haber sido interpretado por Jason Statham. El se vinculará con la hija de un magnate, dueño de un banco de tiempo. Ella, rol a cargo de Amanda Seyfried (“Mamma Mia”, “Cartas a Julieta”), al principio no lo apoyará en su lucha por repartir el tiempo que monopolizan gente como su padre, pero…

No se trata de una obra mayor de la ciencia ficción. Pero la conjunción de un guión muy imaginativo, buenas interpretaciones y un ritmo que no decae hacen de este film un producto que será muy apreciado por los amantes del género.