El precio de la codicia

Crítica de Agustín Neifert - La Nueva Provincia

El negocio de salvarse a cualquier costo

Es una película independiente, cuyo costo no superó el millón de dólares. El autor del guión y director es J. C. Candor, de 37 años, egresado de la Universidad de Wooster, Ohio, con una extensa trayectoria como realizador de filmes comerciales y documentales.
Su asesor en este filme fue su propio padre, quien trabajó durante cuarenta años en la empresa financiera Merrill Lynch. La producción la asumió el joven actor Zachary Quinto, quien obtuvo la participación desinteresada de un elenco de primer nivel.
El guión está inspirado en lo ocurrido en 2008 a la financiera Lehman Brothers, y su propósito, enunciado por el propio director, fue "comprender el proceso que llevó a tomar las decisiones que nos metieron a todos en este desastre".
La historia se desarrolla durante veinticuatro horas en un Banco de Inversiones, que necesita vender los denominados "activos tóxicos" a cualquier precio, porque se están degradando, y convertirlos en dinero para evitar su quiebra.
El único que previó ese posible fatal desenlace es el veterano analista de riesgos Eric Dale (Stanley Tucci), al que acaban de despedir. Antes de retirarse, le deja a su compañero de trabajo Peter Sullivan (Zachary Quinto) la investigación en la que estaba trabajando.
Sullivan corrige algunos datos y deduce la inminencia del derrumbe de la empresa. Alerta a su jefe Will Emerson (Paul Bettany) y éste a Sam Rogers (Kevin Spacey), quien a su vez convoca a sus superiores Jared Cohen (Simon Baker) y Sarah Robertson (Demi Moore).
El último en arribar, ya en la madrugada, es el poderoso CEO John Tuld (Jeremy Irons), un cínico para quien hay sólo tres maneras de vencer en el negocio financiero: "ser el primero, ser el más inteligente o trampear". Para la ocasión, recurre a la tercera variante, y sin escrúpulos.
Lo hace con la inicial oposición de Rogers, quien es consciente que salvar el empleo representa avalar el fraude masivo a clientes incautos y hundirse en el descrédito moral. Pero cede porque, dice, necesita el dinero.
"Tu pérdida es mi ganancia". Esta expresión, posible lema del neoliberalismo salvaje que hoy impone sus reglas a escala mundial, lo pronuncia Tuld, a quien no le interesa la gente sino el dinero, y cuyo objetivo es no sólo sobrevivir a la crisis, sino utilizarla para retroalimentarse.
El guión de Candor, que fue nominado a un premio Oscar de la Academia de Hollywood, no tiene desperdicio, porque posee una precisión de relojería.
Pero el director contó además, para desarrollar su propuesta, con la valiosa colaboración de los actores, y sin excepción. Con ellos procuró imprimir un rostro humano a las variables de una crisis que prima facie parecía ser sólo una cuestión de números y papeles.