El poder de la moda

Crítica de Rolando Gallego - Lúdico y memorioso

La Vengadora

Tomando como referente los grandes y épicos melodramas clásicos, “El poder de la moda” (Australia, 2015) recupera la intriga como puntapié para narrar una de las historias más atrapantes que el último cine ha ofrecido.

Inspirada en la novela de Rosalie Ham, la directora Jocelyn Moorhouse (“How to make an American Quilt”), con guión propio más la colaboración de P.J.Hogan (“El casamiento de Muriel”), plasman el infierno de un pequeño lugar a partir del punto de vista de una mujer que vuelve para tomar venganza de aquellos que la expulsaron de ahí.

Tilly (Kate Winslet), la protagonista, regresa a un olvidado pueblo fantasma de Australia, en el que aún vive su madre (Judy Davis), vieja y enferma, y con la que quiere recuperar un vínculo que hace tiempo perdió de manera obligada.

Aprovechando el estado de salud de la anciana, Tilly también regresará para comprender qué pasó con su pasado, lazo con su progenitora, y, principalmente, con cada uno de los miembros de un pueblo que nunca le perdonó un crimen que, aparentemente, ella cometió de niña y que vuelve en forma de flashback constantemente.

Así, en este contexto, claro está, su regreso no será una fiesta, todo lo contrario, porque además, al volver con una impronta citadina, envuelta en los mejores vestidos y telas que esa gente ha podido ver en su vida, Tilly se hará, rápidamente, un lugar y un nombre, a pesar del pasado que la acecha y amenaza constantemente.

Un joven del lugar la recuerda (Liam Hemsworth), quien a pesar que el resto de la gente la rechaza, se acercará a Tilly a partir de su nueva figura y sex appeal, y en el medio, el pueblo que comienza a exigirle a la mujer lujos y diseños como los que lleva, volviendo todo confuso hasta que la tragedia una vez más golpea a su puerta.

Moorhouse narra con seguridad y precisión la historia de una mujer que vuelve para recuperar su historia, reencontrarse con la madre y comprender el por qué del rechazo que sufrió de niña.

Una serie de personajes secundarios, además, constituirán el contexto necesario para que Tilly desande el camino de su vida, descubriéndose y conociéndose, más allá de ese personaje voraz y seductor que armó.

Imágenes de los paisajes cuasi pictóricas, actuaciones memorables (Hugo Weaving como el comisario del lugar, que desea cada vestido de Tilly para él mismo) y una trama que nunca termina de sorprender al espectador, hacen de “El poder de la moda” una de las propuestas industriales más interesantes y entretenidas de los últimos tiempos.