El perseguidor

Crítica de Leonardo M. D’Espósito - Revista Noticias

Una pequeña y grata sorpresa. Film de suspenso real –donde el contexto social pasa en un segundo plano, más como un dato de la realidad que como una crítica– esta historia de una pareja mayor atacada (sin motivo aparente, o quizás sí) por un joven que los espía desde hace tiempo, pasa rápidamente de lo general –la vida, el dinero, los gestos burgueses, los descuidos– a lo universal: el comportamiento humano ante una amenaza que no comprende. Es difícil tomar partido por alguna de las partes en pugna en el film; de hecho, no es necesario. Sólo hay que tener en cuenta el cuidado que Cruz pone en la realización para que los momentos de máxima crueldad queden fuera de campo. Porque aquí no se trata del horror visceral por lo que se ve, sino del miedo por lo desconocido y lo caótico, por eso que no podemos ver realmente. Aunque sobrevuela un poco la sombra de Michael Haneke (especialmente el de “Caché” y “Funny Games”) hay algo totalmente personal y preciso en la película que le permite respondernos por qué existen los géneros. Quizás el juego con la cámara manual es poco preciso –y no nos referimos a si debe o no ser explicado, sino que a veces no sabemos si es la cámara del personaje o la del realizador la que toma las imágenes: un problema más de criterio y montaje, que de capacidad–, y quizás también sea innecesaria la alteración del eje temporal, toda vez que un desarrollo más clásico sería mucho más convincente. Abstracción, relato conciso y cine para la gran pantalla. No se puede pedir más.