El misterio de Soho

Crítica de Denise Pieniazek - Puesta en escena

Ha llegado a los cines argentinos El misterio de Soho (Last Night in Soho, 2021) dirigida por Edgar Wright (Baby Driver, Shaun of the Dead, Hot Fuzz, Scott Pilgrim vs. the World) quien escribió el guión junto a Krysty Wilson-Cairns. La película tiene como protagonista a Eloise (Thomasin McKenzie) una joven que vive en un paisaje rural, adora la cultura y música de los ´60, y aspira a ser diseñadora de modas. En su cuarto hay posters de Breakfast at Tiffany's (1961) y Sweet Charity (1969), ambas películas de la misma década, una época que nuestra protagonista, que fue criada por su abuela, añora. También en ambos filmes sus protagonistas femeninas, aspiran a cambiar sus vidas a través del romance.

Eloise se muda a Londres, es decir que pasa de lo rural a la gran ciudad, y al igual que las películas del periodo clásico la gran urbe será representada como una “amenaza” para la joven inocente. ¿Podrá la ciudad corromper a la ingenua Eloise? Al no sentirse a gusto con otros jóvenes en el campus estudiantil, ella decide rentar un cuarto en la casa de una misteriosa señora, interpretada por Diana Rigg, en la que lamentablemente fue su última película. A partir de allí Eloise que posee un don sobrenatural cada vez que duerma se trasladará a la Londres de los ´60 y constantemente se homologará al cuerpo de Sandie (Anya Taylor-Joy), una bella corista de un club nocturno en el Soho. En consecuencia, una vez más el relato posee elementos del cine clásico, puesto que la acción girará en torno a la representación del doble femenino entre los personajes de Eloise y Sandie. También resulta pertinente destacar que a nivel formal posee varios elementos del cine del “maestro del suspense” Alfred Hitchcock, como por ejemplo la alternancia de luces que provienen de la calle rojas y azules, e iluminan dramáticamente el cuarto de Eloise al igual que en La Soga (Rope, 1948) o el juego del doble femenino mencionado anteriormente propio de filmes como Vértigo (1958) o Rebeca (1948).

Al comienzo ese mundo nocturno que vive Sandie parece ser tan deslumbrante, al punto que Eloise en su vida diurna imitará su aspecto, e incluso su vestuario servirá de inspiración para sus diseños. A medida que se sumerge cada vez más por las noches en el inconsciente de Sandie, descubre que su integridad es amenazada por su violenta pareja, que funciona como una especie de proxeneta, en un mundo dominado por hombres crueles. A partir de allí, el pasado y el presente se fusionan cada vez más, cambiando por completo el tono del relato del misterio y del suspenso, recurriendo a elementos del género del terror. Y es aquí donde se considera que el relato, con algunas vueltas de tuerca acertadas y otras demasiado previsibles o forzadas, pierde verosimilitud y potencia. Después de un hermoso deleite visual y una ambientación exquisita que venía ofreciendo el filme recae en el uso exagerado de efectos CGI para nada estéticos, que le quitan solidez al relato, aun así, logra mantener intrigado al espectador durante todo su desarrollo.