El método Tangalanga

Crítica de Denise Pieniazek - Puesta en escena

"Un cálido homenaje a Tangalanga"
Por Denise Pieniazek

El largometraje El método Tangalanga (2022) luego de su estreno en la 37º edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, tiene su estreno comercial. Inspirado en la vida del comediante popular Doctor Tangalanga, cuyo nombre era Julio Victorio de Rissio (1916-2013), el largometraje toma algunos acontecimientos en la vida del mismo para crear una ficción que se aleja de la biopic tradicional y la recreación histórica exhaustiva. Con el objetivo de brindarle al público un entretenido relato, con preponderancia del género cinematográfico de la comedia romántica.

La narración se sitúa en la década del ´60, con una notable ambientación de época que va desde la lograda dirección de arte, hasta la acertada recreación del clima de época, una notable musicalización, y la utilización pertinente y jocosa del lunfardo. En ese entonces Jorge Rizzi -nótese que el relato no usa con exactitud el nombre verdadero del comediante- interpretado por Martín Piroyansky padece de una timidez extrema, que no solo dificulta su vida sentimental, sino también su desempeño profesional. En su trabajo Jorge siempre se escuda en su intrépido amigo Sixto (Alan Sabbagh), con quien forma un formidable equipo que permite impresionar a su jefe (actuado por el siempre convincente Luis Machín).

Esa cómoda rutina cambia cuando Sixto se enferma y simultáneamente y por acto del azar, Jorge ingresa a una peculiar sesión de hipnosis liderada por una especie de gurú llamado Taruffa (nombre similar a uno de los apodos reales del Dr. Tangalanga). Este excéntrico líder personificado por Silvio Soldán (cuya cautivante voz sigue intacta) parece quitarle a Jorge su barrera represiva liberándolo de inhibiciones en las situaciones más estresantes. En consecuencia, la experiencia paranormal logra que el alter ego de Jorge, el cómico, desenfrenado y seductor Tangalanga, se posesione de sí.

A partir de allí, con el fin de animar a Sixto, que aún sigue en el hospital, el protagonista en la piel del Doctor Tangalanga realiza bromas telefónicas, que rápidamente se propagan en el hospital. Incluso llegan a oídos de la recepcionista Clara (Julieta Zylberberg), a quien Jorge debido a su timidez no se atreve a hablarle y cuyo jefe (Rafael Ferro) termina de completar un triángulo amoroso. A continuación, como es propio de una comedia de enredos, la situación se sale de control, y Jorge intentará volver a poner su trabajo y su vida en orden.

En la vida real, el comediante logró la atención popular gracias a sus bromas telefónicas con las cuales vendió más de 250.000 copias. En los años ´80 tuvo su apogeo, y en ese entonces el sentido del humor y lo que era consensualmente permitido era distinto. Si bien su humor no tenía como objetivo causar daño o ser ofensivo, se supone que algunos chistes no pasarían el filtro de la corrección política actual. Por ende, la película sin dudas es astuta al alejarse del retrato exhaustivo y proponer un universo ficcional lejano a estas cuestiones, logrando reivindicar un tipo de humor inocente y eficaz, mediante una pintoresca historia.

En conclusión, El método Tangalanga, mediante buenas y convincentes actuaciones -lo que además denota una buena dirección de actores y un buen trabajo en equipo- con un guion simple pero sólido, logra entretener y otorgar alegría al público. El tercer largometraje de Mateo Bendesky le asegura al público pasar un buen rato, entregando una propuesta más que atractiva, sobre todo disipando dudas a aquellos que tienen prejuicios respecto al cine nacional.