El justiciero

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

La adaptación de la serie televisiva “The Equalizer” (1985/1989), encuentra en Antoine Fuqua la habilidad para trasponer y actualizar una historia universal en la que, un ex agente de la CIA (Denzel Washington), asume el papel de protector y vengador de una prostituta adolescente (Chloe Grace Moretz) que sólo quiere triunfar en el mundo de la música y que dice basta al maltrato y la violencia que los clientes ejercen sobre ella.
“El justiciero” (USA, 2014) se erige como un thriller en el que el suspenso y la tensión potencian una historia ya vista, y que pese a esto, profundiza sobre un hombre gris y de personalidad apocada (Washington), dedicado a sus asuntos y, principalmente, a ayudar a los demás, pero en el que la venganza y el suspenso aumenta según vayamos conociendo al personaje principal (la película es él).
Empleado en una tienda departamental, Mc Call (Washington), divide sus días entre la rutina laboral, a la que ama, y todas las noches asiste a un pequeño restaurante a leer uno de sus libros preferidos mientras degusta una taza de té, que ni siquiera compra allí. Alina/Teri (Moretz), la prostituta, encuentra en él una persona con la que puede conversar y alguien que finalmente se interesa por ella, más, allá del mero momento pago que pueden llegar a tener bajo las sábanas.
Cuando Mc Call advierte que Alina/Teri deja de asistir al restaurante, comenzará a indagar sobre qué pasó con ella y se topará con una realidad que lo supera, la joven está involucrada en una red de trata de blancas internacional y tratará de sacarla de la misma. Fuqua aprovecha la potencia de Washington y su entrega para desarrollar la historia de este justiciero que encuentra en referentes directos como “El vengador Anónimo” u “Oldboy” la clara fuente de inspiración para algunas escenas.
Ayudando a los demás con consejos y frases contundentes, Mc Call encuentra su razón diaria de existir, y además puede así, de alguna manera, reflotar algo interno que deseaba mantener oculto y alejado de un presente repleto de obsesiones y tocs.
Cuando el protagonista asume su parte en el plan para poder vengar a Teri/Alina, Fuqua comienza a utilizar los ralentíes, zoom in’s y out’s, como así también los planos detalles, para enfatizar alguna acción que terminará en el espiral de violencia general en el que se introducirá Mc Call, y justamente estos recursos dotarán de una atmósfera nostálgica al discurso.
“El Justiciero” es una película que apuesta por un relato digresivo y lento principalmente para potenciar la idea de amenaza que ronda toda la narración. La sombra del pasado y algo que no se dice hasta la aceptación del personaje principal de asumir su necesario rol en la historia, es el principal aporte de esta puesta al día de la serie televisiva.
Washington deslumbra una vez más como este justiciero que entre las sombras actúa solapadamente para poder cumplir con la necesaria toma de partido por los más débiles en una historia que parece escrita principalmente para el más allá de su antecedente en la TV.